27 de enero de 2012

4° Domingo del Tiempo Ordinario, Marcos 1, 21-28


Proclamación de la Buena Nueva según San Marcos

21ªY fueron a Cafarnaún.
            21bEl sábado entró en la sinagoga e inmediatamente se puso a enseñar. 22Estaban impresionados de su enseñanza, pues les enseñaba como quien tiene autoridad, no como los letrados.
            23Estaba en aquella sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo e inmediatamente empezó a gritar:
            24-¿Qué tienes tú contra nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú, el Consagrado por Dios.
            25-Jesús le conminó:
            -¿Cállate la boca y sal de él!
            26El espíritu inmundo, retorciéndolo y dando un alarido, salió de él. 27Se quedaron todos ellos tan desconcertados que se preguntaba unos a otros:
            -¿Qué significa esto? ¡Un nuevo modo de enseñar, con autoridad: incluso da órdenes a los espíritus inmundos y le obedecen!
            28Su fama se extendió inmediatamente por todas partes, llegando a todo el territorio circundante de Galilea.
Palabra del Señor

Introducción
En este cuarto domingo del Tiempo de Ordinario  seguimos reflexionando el evangelio de Marcos. El texto que hemos leído representa el inicio del ministerio de Jesús, luego de haber elegido a sus discípulos y proclamar la llegada del reino, Jesús se pone camino de  Galilea a Cafarnaún, una ciudad importante aunque no tan grande como Jerusalén. El relato nos presenta a Jesús entrando en la sinagoga de Cafarnaún y enseñando. Estando ahí se presenta una hombre “que tenía un espíritu inmundo”, en el contexto de Marcos este sería el primer milagro de Jesús.

Jesús expulsa espíritus contrarios a Dios
Debemos entender que la cultura y gente del tiempo de Jesús vivía bajo estas creencias en espíritus que andan por el mundo buscando cuerpos que poseer. Las enfermedades de las que no se sabía su origen se atribuían a espíritus inmundos. El evangelista nos ha dicho que Jesús tiene el espíritu de Dios y aquí se presenta uno con un espíritu contrario al de Dios, es decir que no guía a la persona para hacer el bien sino lo contrario. Este es el mensaje del evangelista: Jesús proclama el reino de Dios porque el espíritu de Dios de está con el, pero también tendrá que luchar contra otros espíritus contrarios a Dios, esos espíritus que se oponen al reinado de Dios.

El sábado entró en la sinagoga e inmediatamente se puso a enseñar 
Marcos nos resalta la importancia de que era un día sábado. El sábado es el lugar consagrado para el culto a Dios (Ex 20, 8-11). El sábado era el día en que los judíos descansaban de las labores cotidianas y se dedicaban a la oración, al rezo de los salmos y las escrituras. La sinagoga era el espacio donde el culto tenía lugar, los judíos piadosos se aglomeraban para la meditación, las mujeres se quedaban de pie lejos del altar y los hombres al centro. Los maestros de la ley y sacerdotes eran los que dirigían las lecturas y sermones. Pues bien, Marcos nos dice que Jesús entró a la sinagoga y se puso a enseñar, una actividad que no estaba concedida a un laico como Jesús.

Estaban impresionados de su enseñanza, pues les enseñaba como quien tiene autoridad, no como los letrados.
Este versículo tendrá aun más relevancia después de lo que viene a continuación, la expulsión del espíritu inmundo. Pero quiere darnos a decir que probablemente los letrados tenían un discurso muy conservador, poco atrayente a la gente, repetitivo y nada innovador (como el cura de mi pueblo). Una predicación adormecedora y fuera de la realidad (como sucede en muchas de nuestras parroquias hoy en día). Pero Jesús hablaba con autoridad, no con la autoridad de los letrados. No era una sabiduría intelectual, su mensaje llegaba al corazón de la gente, hablaba del amor de Dios para todos. La gente que lo escuchaba quedaban fascinados con su predicación porque hablaba con la verdad, hablaba con autoridad, autoridad que viene de Dios. Conectaba con la realidad de la gente, los pobres, los que sufren, las mujeres oprimidas por el machismo y la religión, los enfermos que no pueden entrar al templo, a todos ellos daba esperanza y les decía que Dios les ama. El mismo pueblo desautoriza la autoridad de los letrados y reconoce la autoridad de Jesús, porque habla de parte de Dios, dice lo que Dios quiere decir al ser humano.

Estaba en aquella sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo
En el tiempo de Jesús existían toda clase de enfermedades pero no habían muchos conocimientos médicos, por ello muchas de ellas se atribuían a espíritus inmundos. Las enfermedades, como la que padecía este pobre hombre, no eran la excepción. Hoy en día simplemente podríamos decir que se trataba de una enfermedad psíquica, pero en la época se conocían como posesiones demoniacas. Pues bien, este hombre padecía este transtorno mental. Por su condición no e le era permitido entrar al templo y probablemente la gente del pueblo lo tomaba como loco que en algunos casos podría ser peligroso o podría ser simplemente una persona que molesta mucho y de la cual nadie quiere estar cerca. Imagínense este pobre hombre gritando disparates en el templo. ¿Qué habrían dicho los religiosos conservadores? Probablemente el sermón del maestro de la ley se enfoco en ese pobre hombre. Según los maestros de la ley este hombre había pecado y por ello el espíritu lo había poseído. Seguramente se escandalizó que este hombre estuviera en el templo y mando que lo sacaran.

Empezó a gritar: ¿Qué tienes tú contra nosotros, Jesús Nazareno?
La religión legalista del cumplimiento no permitía que todos accesaran a Dios. En lugar de acercar a los hombres y mujeres a Dios ponían difíciles cargas que los pobres y todos los de la clase baja no podían soportar. Jesús entró al templo y habló con autoridad. Ese espíritu le reconoce, ese espíritu alojado en la sinagoga y apaciguado por los religiosos, reconoce cuando alguien habla con la verdad y se resiste.  Parece extraño que mientras los escribas y maestros de la ley predicaban el espíritu inmundo no decía nada, pero cuando Jesús predica ese tal espíritu se exalta porque reconoce la autoridad de Jesús.

 ¿Has venido a destruirnos?
Jesús de Nazaret es sobre quien reposa el espíritu de Dios y viene a expulsar todo espíritu contrario a Dios. En el relato teológico de Marcos el espíritu inmundo no estaba alojado en el cuerpo de aquel hombre sino en la religión, es decir la misma religión aloja un espíritu contrario a Dios y saca su peor cara cuando le confrontan con la verdad. Jesús, que habla con autoridad, representa ahora una amenaza para la religión que estaba fundada a base de temor e imposición. Nótese como el espíritu inmundo habla de si mismo en plural “¿Has venido a destruirnos?”, más adelante en el evangelio Marcos dirá que no es un espíritu sino una legión (en Marcos 5, 1).   La pregunta también es tentadora para Jesús. En otras palabras los que ostentaban el poder religioso y político se preguntaban ¿Será este uno que podemos comprar? ¿Se pondrá de nuestro lado si lo seducimos? Ellos ven el sistema en peligro, por ello investigan. Querían saber de qué lado estaba Jesús y si era manipulable. Pero la respuesta de Jesús será contundente: “Cállate y sal de él” es decir que a Jesús no lo pueden comprar, no se vende, viene a hacer el trabajo de Dios y será fiel hasta la muerte.

Sé quién eres tú, el Consagrado por Dios.
Ese espíritu inmundo reconoce a Jesús como “el consagrado de Dios”, es decir el Mesías. Es la primera vez que alguien reconoce a Jesús como el Mesías, pero curiosamente no son sus discípulos sino un espíritu inmundo. A tal declaración Jesús lo manda a callar. Con esto Marcos también nos pone en la perspectiva de lo que será un tema importante durante todo el evangelio. Sus seguidores no lo reconocen como Mesías e Hijo de Dios sino hasta la resurrección, pero también Jesús evita ser proclamado Mesías e hijo de Dios mandando al espíritu inmundo a  callar. Jesús no quiere reconocimientos, no quiere ser el centro de atención. Está también será una tentación que le acompaña en todo su ministerio, la gente lo quiere proclamar rey pero él huye de todo reconocimiento, se aleja de la gente y repiensa su misión. Eso lo veremos con más detalle en los siguientes capítulos de Marcos.

¿Cállate la boca y sal de él! El espíritu inmundo, retorciéndolo y dando un alarido, salió de él[1]. 
Aquí se demuestra de nuevo el poder de la palabra de Jesús, le increpa y el espíritu sale del hombre. Es decir libera a la religión de los espíritus contrarios a Dios, todo aquello que erróneamente la religión ha sustentado es sacado, queda liberada de todo lo que no equivale a la voluntad de Dios.  Para la persona de la que nos relata el evangelio esto representa liberación. Jesús volviendo a la situación del pobre hombre con ternura, siente misericordia de aquel hombre olvidado y tomado como loco por todos. Habla con el, le escucha. Quizá era un hombre que solo quería tener acceso al templo y poder como los demás ir a la sinagoga y orar. Aquí también se reconoce que la situación de aquel pobre hombre no era culpable de tal situación, no era él quien había pecado, era la situación colectiva de la sociedad que lo empujaba a la locura. Jesús restituye su dignidad de Hijo de Dios y le da la posibilidad de continuar su vida normal. Le hace valer. ¿No es eso genial? ¿No es eso lo que Dios quiere para todos los hombres y mujeres de nuestro tiempo?

 ¿Qué significa esto? ¡Un nuevo modo de enseñar, con autoridad
Aquí se resalta de nuevo lo que había dicho al principio de este pasaje, la gente quedaba admirada porque hablaba con autoridad. Su fama se extiende por toda la región. Su proyecto, aunque no muy claro para sus seguidores, estará desde éste momento en la mira del pueblo y las instituciones que le temen a este nazareno.

Reflexión
Seguramente muchos hemos asistido a conferencias, ponencias de escritores y personas muy preparadas y hemos quedado asombrados por sus palabras. Quizá una ponencia motivacional, de marketing o religiosa. Me ha pasado varias veces y me quedo emocionado con las palabras e ideas que he escuchado. Más o menos así le pasó a la gente que escuchaba a hablar a Jesús. Como ya hemos dicho Jesús era una persona de la palabra, fácil de comunicarse con cualquier tipo de persona. El evangelio nos ha dicho que la gente se quedaba maravillada pero no sólo por lo que decía sino porque su vida reflejaba lo que su boca predicaba. Su vida y sus hechos hablaban por si solos. Hoy día, también hay muchos que hablan sobre Dios y lo hacen vida con sus hechos, pero son voces que la religión no quiere escuchar.

También en la religión de hoy existen algunos, como los letrados del tiempo de Jesús, que no desafían nunca el sistema, su predicación es la misma y nunca hablan de lo que en realidad esta necesitando el pueblo. Su mensaje se encamina en los pecados del individuo y olvidan el mensaje de Amor de Dios para todos. Cada vez más escuchamos predicaciones que usan el miedo como recurso de sumisión y opresión; predicaciones que hablan del infierno y del juicio final, etc. Rotundamente negamos tal mensaje. Dios no quiere que nos acerquemos a él por miedo, eso es contrario a su ser. Dios es Amor no condenación. La religión que usa un mensaje de condenación como recurso de mercadeo no es muy diferente de la religión que Jesús criticó. La Iglesia que usa este mensaje debe estudiar nuevamente su teología pues no es lo que nos dicen los evangelios. Los evangelios hablan del reino de Dios entre nosotros, no de purgatorios e infiernos. El reino de Dios debe ser la predicación de la Iglesia no el legalismos que enferman a los cristiano y cristianas llevándolo hasta el punto de la culpabilidad y obsesión por la purificación ¿No es acaso esto precisamente lo que atacó Jesús de los fariseos? Entonces ¿Por qué seguimos escuchando tales mensajes domingo a domingo en nuestras Iglesias?

Jesús vino a liberarnos
Jesús entro en el templo y sintió compasión de aquel hombre, de aquel pueblo. Lo libera y desenmascara el pecado de la religión. Él no podía concebir cómo la misma religión era la causante de discriminación, desprecio, condenación y marginación. Se para frente a todos y en las narices de los maestros de la ley libera a aquel pobre hombre del mal que no le deja vivir como ser humano. Jesús le devuelve su dignidad. Este es su misión y su mensaje es el reino de Dios pues ha venido a traer vida, a liberar al pueblo de todos esos males, vengan de donde vengan (de la religión, del poder político y económico). Hoy día también hay muchos demonios en nuestra sociedad que se tienen que expulsar, empezando por nuestra misma Iglesia y continuando por el poder económico-político que genera pobreza, exclusión, hambre, dolor, racismo…..todo aquello que lleva a los pobres hasta la locura.  Jesús vino a restituir la dignidad del ser humano y eso es lo que esta en juego hoy en día. 

Un mensaje para nuestra Iglesia
Esto debe ser el mensaje de la Iglesia: proclamar el mensaje de Jesús, que es el del amor de Dios a toda la humanidad. Ser signo vivo de ese amor de Dios. No manipular el mensaje de Jesús, ser servidores de la verdad y liberar al pueblo de esclavitudes y miedos. El Dios de los cristianos no es un Dios del temor sino del amor, que ama a todos por igual. Que nuestro Dios liberador y donde haya injusticias los cristianos y la Iglesia no deben callar. La Iglesia debe renovarse eliminando los residuos que la ligaban al poder político que obedecía al señor capital antes que a Dios. Hoy más que nunca debe optar por la vida y proclamar el reino de Dios,  con hechos y dejar el discurso adormecedor de conciencias. La Iglesia debe condenar el mal en todas las esferas y perder el temor a la perdida de poder y credibilidad, no debe buscar reconocimiento sino la vida del que sufre. Dejar su discurso que condena al pobre y amenaza con el fuego del infierno pero que hace oído sordo ante el gran pecado social en el mundo. La Iglesia toda, esta llamada a se sal y luz en el mundo proclamar el reino de Dios no el reino de la jerarquía.

¿Qué tipo de espíritus inmundos hay en la religión que se deben sacar? ¿Qué tipo de espíritus inmundo deben ser sacados de nuestra sociedad? ¿Qué esclavitudes vive la comunidad en la que yo vivo?

Amílcar Valencia


[1] La locura de aquel hombre representa en el evangelio de Marcos a todo el pueblo orillado por la religión que les lleva hasta la situaciones limites de perdida de la conciencia. Pero Jesús libera de las cadenas de la religión que oprime. Este también es un mensaje para nuestra Iglesia de hoy en día, a liberar al ser humano en vez de oprimir e infundir miedo.

2 comentarios:

  1. Amilcar: Te felicito por tu Blog, y por tu reflexión del Evangelio de Marcos, que el Señor Jesús te siga animando en tu tarea evangelizadora a través de la Red. Un abrazo fraterno desde la isla de Tenerife :)

    Marcelo

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    1. Muchas Gracias Marcelo, en verdad aprecio tu comentario y me animas a seguir con esta tarea de brindar un espacio de reflexion sobre el evangeliio buscando tambien hacerlo vida dia con dia.

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