18 de enero de 2012

3° Domingo del Tiempo Ordinario, Mc 1, 14-20


Proclamación de la Buena Nueva

14 Después que entregaron a Juan llegó Jesús a Galilea y se puso a proclamar la buena noticia de parte de Dios. 15 Decía:
                - Se ha cumplido el plazo, está cerca el reinado de Dios. Enmendaos y tened fe en esta
            buena noticia.
                       
16 Yendo de paso junto al mar de Galilea vio a cierto Simón y a Andrés, el hermano de Simón, que echaban redes de mano en el mar, pues eran pescadores. 17 Jesús les dijo:

- Veníos detrás de mí y os haré pescadores de hombres.

18 Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

19 Un poco más adelante vio a Santiago el de Zebedeo y a Juan, su hermano, que estaban en la barca poniendo a punto las redes, 20 e inmediatamente los llamó. Dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los asalariados y se marcharon tras él.
Palabra del Señor

Introducción
Estamos en el tercer domingo del tiempo ordinario, ciclo B, que corresponde al evangelio de Marcos (Mc). El texto para este domingo esta relacionado con el del domingo anterior pero con la diferencia que era del evangelio de Juan. Marcos nos ofrece este breve relato del inicio de la vida pública de Jesús sin muchos detalles. Nos relata de cómo el campesino de Nazaret se lanza a esta difícil pero necesaria empresa: predicar el reinado de Dios. Para ello también necesitó de un grupo de seguidores, a los cuáles hace pescadores de hombres. Así, según Marcos, inicia Jesús su ministerio.

El Encuentro entre Jesús y el Bautista
El evangelio de Marcos no parte de ningún presupuesto sobre la divinidad de Jesús, por ello no hace mención alguna de la infancia de Jesús. La identidad de Jesús será revelada poco a poco en su ministerio y su divinidad hasta el final del evangelio. Con ello pretende presentarnos a un Jesús totalmente humano, un hombre común y corriente. En el evangelio de Mc, Jesús aparece con motivo del testimonio del Bautista. Es decir que, Jesús fue atraído desde Nazaret (un pueblo pobre en Galilea) debido a la voz del profeta. Juan era un hombre que atraía a la gente, que hablaba con determinación y denunciaba el mal. Muchos se habían convencido que era una oportunidad liberarse del dominio romano. Por ello muchos viajaron hasta el Jordán para escuchar al profeta y bautizarse. Así fue como Jesús se encuentra con Juan. Jesús, como la gente que acudió al Jordán,  debió quedar fascinado por el testimonio de aquel hombre que hacía el trabajo de Dios. Se hizo bautizar por Juan. Marcos nos dice que después de eso Jesús fue empujado por el Espíritu Santo al desierto (Ver. 12-13)

Después que entregaron a Juan (ver. 14)
El profeta llamaba a todos a arrepentirse, su mensaje era fuerte contra los gobernantes, religiosos y todos aquellos que oprimían al pueblo. La suerte de Juan sería la misma de los sus antecesores. Por su compromiso con la verdad y proclamar el designio de Dios será arrestado, silenciado y tendrá un final trágico (Como sucede con todos los profetas del antiguo testamento, Juan es martirizado. También ha sucedido en nuestro tiempo, hombres y mujeres que se comprometen con la vida y la dignidad son silenciados: Gandhi, Martin Luther King, Oscar Romero, por mencionar algunos).  Entonces el movimiento (hoy podríamos llamarlo occupy Jerusalén, en alusión al movimiento civil occupy Wall Street) se había quedado sin voz, el líder de la liberación había sido arrestado por los herodianos y sentenciado a muerte. ¿Qué pasará ahora? ¿Qué hay de su mensaje? ¿Quedará en el olvido? ¿Seguirá el pueblo como antes o buscará la liberación? Eran momentos de incertidumbre, fue un golpe duro para los que esperaban en la liberación, había temor y parecía que todo se les venía abajo.

Llegó Jesús a Galilea[1] y se puso a proclamar la buena noticia de parte de Dios (ver. 14)
Entonces, nos dice el evangelista, ¿se acuerdan que en el momento del bautismo Jesús fue empujado por el Espíritu Santo al desierto? Pues aquí viene. Jesús pasó reflexionando sobre su misión en la tierra (una cosa que estamos llamados todos y todas a hacer).  Se preguntaba qué papel le tocaría jugar en esa realidad suya. ¿Qué debía de hacer para aliviar el sufrimiento del pueblo? ¿Cómo proclamar al pueblo que Dios les ama y que quiere que vivan bien? Claramente él había reflexionado esto durante mucho tiempo, pero tuvo su momento de desierto, de soledad, de angustia, de tentación. Escuchó la voz del Padre que le pedía que mostrara su amor a todos sus hijos e hijas. Entonces Jesús se alistó al proyecto de Dios e inició su misión. Proclamaba la buena noticia de parte de Dios, es decir que lo que Jesús decía era una buena noticia pero aún más profundo es que él mismo era una buena noticia.


Decía: - Se ha cumplido el plazo, está cerca el reinado de Dios (ver. 15)[2]
Convencido de que Dios quiere que el ser humano viva con dignidad y se abra a su amor, Jesús proclamaba que hoy es posible su reinado. Decía que Dios esta disponible siempre para la liberación, que su reinado está entre nosotros. Que se ha cumplido el plazo, que hoy es el tiempo oportuno para dejar a Dios ser Dios. En otras palabras diría “No mirar a tras” “Dios quiere construir un mundo más humano” “Ya es tiempo que recapaciten y se vuelvan a Dios” “Ya es hora que sea él el que gobierne, pues es justo, no como los gobernantes de la tierra” “Pongamos fin a los que causan dolor y oprimen al más pequeño” “Dios quiere hacer justicia”
¿De qué forma sucede esto?  Claro está que no es que Dios toma las riendas del mundo y se pone a hacer el trabajo de los hombres. Jesús encarna el reinado de Dios, lo hace vida en su vida, presente con sus acciones, encarnando el dolor y respondiendo amorosamente. Por lo tanto el reino se hace entre nosotros, se construye, ese el mensaje de Jesús, ese era el centro de su predicación.

Enmendaos y tened fe en esta buena noticia (ver. 15)
Muchos traducen conviértanse, pero esta palabra comúnmente tiene un significado espiritualista de conversión de los pecados. Claro que es importante esto, pero Jesús habla de cambiar de rumbo, no de irse a confesar o hacer actos de expiatorios. Es algo más profundo. Cambiar de mentalidad, dejar de hacer el mal al prójimo, velar por el bien de todos y dejar la indiferencia. Recapaciten y tengan fe, no dejen que los que nos oprimen tomen también nuestras ganas de luchar, anímense que Dios está con nosotros, confíen esta es una buena noticia para todos.

Jesús les dijo: -Veníos detrás de mí (ver. 16)
Jesús claramente tenía el don de la palabra, sabía hablar tanto a un letrado como a un niño. Era una de esas personas con las cuales da gusto juntarse porque son divertidas, irradian alegría, son honestas, sinceras y no ven el mundo blanco y negro sino un arcoíris de posibilidades y riquezas.
El evangelio no lo dice, pero seguramente entre estos primeros que escogió debió haber una gran amistad que luego fue conformándose en misión. Jesús tenía claro que a Dios le duele la injusticia y que necesario comprometerse de lleno en la lucha por otro mundo posible. Pero esta empresa no se construye sólo, es un trabajo colectivo, por ello llama a quienes estaban dispuestos a seguirle.

Y os haré pescadores de hombres (ver. 16)
Conversó con sus amigos, reflexionaron juntos y les invitó a embarcarse a una tarea diferente. Les cambió el rumbo de sus vidas. Eran pescadores y por herencia tenían una barca y una profesión. Eran buenos en lo que habían hecho toda su vida y ahora Jesús les reta a hacer algo totalmente nuevo. Les invita a que lo acompañen, a que lo sigan, a que caminen con él. Jesús mismo los busca, no los espera como el tradicional Rabbí, sino va a su encuentro. Les pide que dejen su trabajo y se vayan con el para continuar la tarea que el Bautista había empezado. Es una invitación a la inseguridad.
Les dice que les hará pescadores de hombres, es decir portadores de esta buena noticia a los que sufren de hambre, de injusticias, de guerras, de intolerancia. A decirle al mundo que Dios es amor y ese amor se hace presente hoy.  Su misión no sería sencilla, los pescadores también tenían que atraer peces a su barca, es decir, convencer a otros que están contaminados por otro tipo de ideologías contrarias al evangelio e invitarlos a ser parte de la comunidad cristiana. Así inició la primera comunidad de seguidores de Jesús, los primero cinco en este viaje que los llevaría a lugares que nunca imaginaron y transformaría su vida entera.



El Evangelio hecho Vida (Reflexión)

El Profeta Juan y sus seguidores, Jesús King y Romero
Jesús proclamaba la buena noticia de Dios para la gente de su tiempo. En una situación de dominación, opresión del imperio y  la religión la gente más pobre en verdad no veía salida. También la moral y la fe del pueblo estaba quebrantada, los que dominan la esfera política y religiosa también pueden dominar el ánimo del pueblo. Herodes envió un gran mensaje a todos aquellos que intentaran pasarse de listos y luchar contra su poder, capturó al profeta Juan y lo mando a decapitar. Eso desalentó a muchos. Pero Jesús era uno de esos que aún veían que era posible hacer vida las palabras del profeta. Inspirado por el Espíritu Santo decide ser fiel a su llamado por Dios e inicia su predicación.
En nuestro entorno también sucede que los que tienen poder silencian a los que trabajan por la justicia. Pero hay algunos que no se dejan vencer y buscan creativamente resistir en contra del sistema que genera mal. Este es el ejemplo de Martin Luther King en los Estados Unidos y el de Oscar Romero en El Salvador. Hombres de fe que fueron fieles a su llamado por aliviar el dolor del mundo comprometiendo hasta la propia vida por la defensa de los derechos humanos.

Jesús después de clarificar su vocación proclama la buena noticia la los pobres
La buena noticia era que Dios esta a favor de los pobres pero no quiere que vivan en la pobreza. Él y aboga por un cambio de mentalidad, de conversión de todas las cosas que oprimen al ser humano. Quiere que haya vida y dignidad. Hoy día para los hombre y mujeres de nuestro tiempo Jesús sigue abogando porque ese otro mundo sea posible. Hoy es preciso ser buena noticia en una sociedad donde abundan las malas noticias. Es necesario que los cristianos nos comprometamos con la misma causa de Jesús. Es un escando que los cristianos no respondamos como Jesús lo haría ante el dolor de mundo.  Debemos responder amorosamente como Dios manda ante este mundo roto y oscurecido por el pecado social y la injusticia. Las voces de los que sufren nos llaman a ir hacia ello y ellas, a proclamar las buenas noticias de Dios.

Invitó a la conversión
Jesús pedía un cambio, decía conviértanse, crean y sean fieles a la buena noticia, sigan la buena nueva. Qué difícil es seguir la buena nueva, que difícil es cambiar el chip cuando nos hemos acostumbrado a vivir como la sociedad dicta. Esta sociedad materialista nos bombardea con mensajes anti-cristianos: consumismo y confort. Acostumbrados a vivir en un sistema que promueve el individualismo, el consumo desmedido, el goce de la tecnología y bienestar pero pasando por sobre otros. En los Estados Unidos se promueve el consumo de lo mejor en tecnología, productos de la mejor calidad, pero todo ello se construye en maquilas en China o Latinoamérica con mano de obra barata. Los costos del progreso lo pagan los países subdesarrollados, mientras que en el primer mundo se vive como se quiere sin importar el dolor de las manos que trabajan para llevar hasta el norte lo mejor de sus países dejándoles con las sobras y migajas de su propia tierra. Lo peor de todo es que los cristianos contribuimos a ese sistema sin pensar en las consecuencias del goce desmedido. Debemos cambiar. Debemos reflexionar de que forma mis acciones afectan la vida de otros y de nuestra madre naturaleza. También debemos cambiar todas esas otras injusticias que están a la vista de todos.
Debemos cambiar nuestro rumbo para poder seguir la buena nueva. Para poder vencer todo ese mal los cristianos debemos volvernos a Jesús y se mensaje, cambiar y rectificar. No podemos seguir viviendo como si nada pasara en el mundo. “Despierten nos diría Jesús, no ven que el mundo se cae en pedazos y ustedes que se dicen mis seguidores no hacen nada por remediarlo”  conviértanse, cambien de rumbo sus vidas y las de sus hermanos que sufren….

Invitó a otros a unirse a su barca
Jesús no se sentó a catequizar primero ni a dar un curso bíblico, él era un hombre de la acción y el testimonio. Corrió hasta estos y les invitó a seguirle, les convenció de que hay algo mucho mejor que sentarse a esperar que otros hagan algo para que el mundo cambie. Hoy necesitamos contagiar a otros de esa alegría de ir al necesitado con amor y entusiasmo. Ir a ser testigos en el mundo, de hacernos pescadores de hombres y mujeres.  Hoy es el tiempo apropiado para cambiar e ir a transformar las vidas de otros. Hoy es el tiempo junto para iniciar a transformar este nuestro mundo lleno de dolor y ser una sola comunidad que camina por el mundo buscando hacer solo la voluntad de Dios. Hoy es tiempo de convertirnos en verdadero seguidores de Jesús como lo hicieron los primero discípulos “Inmediatamente dejaron las redes y se marcharon tras de él” Dejar que él sea nuestro guía en este turbulento mar de la vida, ponerlo al frente de todo lo que hagamos. Este es el llamado para todos los cristianos y cristianas. Este es llamado para la Iglesia toda.

Amílcar Valencia



[1] Se sitúa en la provincia del norte, Galilea, alejada del centro religioso y político del país y abierta al mundo pagano. Se presenta como profeta, transmitiendo de parte de Dios «la buena noticia».
[2] Comúnmente pensamos que la expresión Reino de Dios se refiere al cielo. Pero no es así, Jesús no se esta refiriendo a un lugar, sino a un grupo de personas que se abren a la novedad de la vida conforme Dios quiere. El reino está donde hay vida y dignidad. Por ello dice “El reino de Dios está entre ustedes” Lc, 17, 21. También es importante denotar que el reino de Dios tiene dos dimensiones, una terrenal y otra futura. De la primera es de la que nos habla Jesús y de la que nosotros podemos participar, de la segunda es esperanza y depende de Dios y el Dios de Jesús es todo amor.

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