8 de febrero de 2012

6° Domingo del Tiempo Ordinario, Marcos 1, 40-45


Proclamación de la Buena Noticia según San Marcos

40 Acudió a él un leproso y le suplicó de rodillas:
 - Si quieres, puedes limpiarme.
41 Conmovido, extendió la mano y lo tocó diciendo:
- Quiero, queda limpio.
42 Al momento se le quitó la lepra y quedó limpio. 43 Le regañó y lo sacó fuera en seguida 44 diciéndole:
- ¡Mira, no le digas nada a nadie! En cambio, ve a que te examine el sacerdote y ofrece por tu purificación lo que prescribió Moisés como prueba contra ellos.
45 Él, cuando salió, se puso a proclamar y a divulgar el mensaje a más y mejor; en consecuencia, Jesús no podía ya entrar manifiestamente en ninguna ciudad; se quedaba fuera, en despoblado, pero acudían a él de todas partes.
Palabra del Señor


Introducción
El relato que hoy reflexionamos es continuación del domingo anterior (Mc 1) representan una unidad en el evangelio de Marcos. El evangelio de Marcos inicia con la predicación de Juan y el bautismo de Jesús, todo esto es la preparación del misterio de Jesús (Mc 1, 1-13) y lo que hemos leído en los últimos domingos es el misterio de Jesús en Galilea (Mc 1, 14-45). Durante todo este capitulo hemos escuchado la predicación de Jesús y su praxis, de hechos le hemos visto hacer más milagros que dar grandes discursos. Proclama la buena nueva del reino de Dios y actúa en favor de los que se acercan a él para ser sanados. Su mesianismo no descansa únicamente en predicación del reino sino que incluye un practica liberadora, lo hace vida, por tanto visible y creíble.

Las normas religiosas entorno a la lepra
La primera lectura de este domingo nos sitúa ante las normas establecidas por Dios ante esta temible enfermedad (Levítico 13,1-2.44-46). Una ley que obligaba a los que eran diagnosticados con tal enfermedad a alejarse de la ciudad, andar harapientos y gritar a todas voces “Impuro” “Impuro”, todo ello para evitar el contagio, pues se consideraba una enfermedad altamente contagiosa e incurable. Además de confinarlo en el la soledad lejos de la ciudad se le consideraba impuro, pues se pensaba que la enfermedad se adquiría porque la persona había pecado o por los pecados de su familia. Es decir que una condición clínica se convierte en una condición de marginación, además de considerar al enfermo contagioso se considera impuro. Era como un castigo de Dios por los pecados cometidos.

El leproso del evangelio
Este hombre había sido diagnosticado con esta terrible enfermedad, el sacerdote había examinado las llagas y después que confirmo la infección declaró impuro a este hombre. La ley obliga a este hombre irse de lejos de la ciudad, a vivir junto con otros que habían sido excluidos de la vida social, religiosa y laboral. El leproso dejo todo y se vistió con trapos, descuido su aspecto y fue obligaba a aceptar esta carga como designio de Dios porque estaba escrito en la ley. Así, éste hombre tuvo que dejar mujer e hijos. Era la desgracia más grande que podría pasar a ese hombre y a su familia. La mujer era considerada como viuda pues aquel hombre nunca habría de recuperar su salud, su dignidad…. Este es un tremendo drama para aquel hombre, no tenía esperanza, para colmo la religión le decía que era el mismo Dios quien lo castigaba. No podría hacer nada más que aceptar tal designio divino, era como un muerto en vida.

El texto:
Se le acercó un leproso de rodillas
Primero hemos de notar que el evangelista nos plantea este relato después que Jesús salió de Cafarnaún, es decir a las afueras de la ciudad donde los leprosos se congregaban. En Marcos 1, 28 dice que su fama se extendía por toda Galilea y en Mc 1, 35-38 que toda la gente lo buscaba.  Es decir que su ministerio se ha llegado a oídos de muchos, por eso lo leprosos conocían quien era Jesús. Este leproso en particular, se le acercó de rodillas (quizá por temor de ser rechazado por Jesús).

Al acercase a Jesús este leproso estaba transgrediendo la ley que lo confinaba lejos del contacto humano para no contagiar la enfermedad pero también para no hacer impuro a otros. Pero hay algo más importante aún, se acerca de rodillas, es decir reconoce el poder de Jesús y tiene fe. En los evangelios la fe es una razón de los milagros, Jesús actúa donde hay fe; cuando los letrados le piden una señal en el cielo él no hace nada, porque no hay fe sino increencia (Mc 8, 11-13). Este hombre tiene fe y lo le importa la ley, esta cansado de su condición y quiere ser libre.

Si quieres, puedes limpiarme
Este enfermo de lepra seguramente estaba cansado de su condición y con reverencia se dirige a Jesús. Le dice «Si quieres, puedes limpiarme» En otras palabras, «Si tiene compasión de mí, si merezco tu misericordia libérame». Llama la atención que la palabra que utiliza no es curar o sanar sino limpiar, de hecho el verbo limpiar se repite tres veces en el texto. Con ello nos sitúa en un significado mucho más profundo, en este caso “limpiar” es un sinónimo de purificar, liberar.

Conmovido, extendió la mano y lo tocó
Aquel hombre apela a la misericordia de Jesús, le pide que lo limpie y esté no da un no por respuesta. Jesús también sabe que esta transgrediendo la ley al tocar a aquel hombre, también sería considerado impuro por la gente del pueblo pero sobre todo por los religiosos (eso veremos más adelante). Lo más importante para él es la persona humana y su sufrimiento aunque eso implique para él el propio contagio con la enfermedad. Jesús no sólo lo tocó se paró junto al hombre, estuvo con él. No importó quebrantar una ley que denigra y margina. Desde este sentido, Jesús también es uno que infringe la ley por amor. Su misericordia va más allá de la ley.

Quiero, queda limpio
Jesús acepta limpiar al leproso. El hombre confía en Jesús y Jesús no lo defrauda. Jesús no usa ningún ritual para sanar aquel hombre, sólo dice “quiero, queda limpio”. Se demuestra el poder su palabra. Es un hombre sano y libre. Le limpia, es decir que no sólo se cura la enfermedad sino que aquel hombre queda purificado, le restituye en su plena condición humana: le devuelve su condición en la comunidad y en la sociedad, ahora puede ir y gozar de su familia y trabajar y también lo integra en la vida religiosa, se puede presentar al templo, pero sobre todo descubre que no era Dios quien lo condenaba, que Dios lo ama y le devuelve su confianza y amistad con Dios.
El texto nos revela que Dios siempre quiere liberar al ser humano de las enfermedades que lo hacen sufrir, de las leyes que lo esclavizan y que le quitan su dignidad.

Le regañó y lo sacó fuera
Después de haber liberado a aquel hombre le advierte severamente que no diga nada a nadie, de nuevo vemos cómo aparece el secreto mesiánico en este texto. También el texto dice que lo sacó fuera. Aquí pareciera haber una contradicción, pues ya están fuera de la ciudad. En realidad nos quiere decir que lo saca de la enfermedad, que lo libera de lo que lo esclaviza y lo lanza a la vida, es también una compresión espiritual.

Ve a que te examine el sacerdote
Jesús al tener contacto con aquel hombre había quebrantado la ley de Moisés, pero sorprendentemente hoy le dice al hombre que vaya y se presente ante el sacerdote. Es más, le dice que ofrezca por su purificación lo que prescribe la ley mosaica ¿No es esto una contradicción? Jesús ya había roto la ley, ahora por qué le manda precisamente a que cumpla lo que la ley manda. La respuesta es sencilla, Jesús no está en contra de la ley, sólo de la ley que esclaviza. Comprende el espíritu de la ley y por ello manda al hombre a presentarse ante el sacerdote para que afirme que éste ha sido curado. Jesús claramente dice que no ha venido a abolir la ley, sólo a darle plenitud (Mt 5, 17-19). Él no destruye la ley pero tampoco la consagra como valor supremo, pone al ser humano sobre la ley (Mc 2, 27), le da una forma nueva y valora lo que tiene de perenne llevándola así a la plena realización. Pero hay que dejar claro que Jesús se opone a toda ley que oprime al ser humano y él es el primero en denunciarla quebrantándola dando la razón a los oprimidos y moviendo a los intelectuales y religiosos a poner más atención a la vida que a los legalismos excluyentes.

Él, cuando salió, se puso a proclamar y a divulgar el mensaje a más y mejor
Este hombre también hace todo lo contrario de lo que Jesús le dice. En vez de irse callado se va gritando por todo el pueblo que Jesús lo había sanado y no lo culpamos por hacerlo. Lo que ha pasado en su encuentro con Jesús no es cualquier cosa. Él ha vuelto a vivir, el que se consideraba muerto en vida está más vivo que nunca, está libre y su misma libertad lo hace gritar a los cuatro vientos que uno se apiadó de él y se paro junto a él, limpiándolo, purificándolo, liberándolo.

Jesús no podía ya entrar manifiestamente en ninguna ciudad
Una de las razones por las que Jesús le dice al hombre que se no diga nada a nadie es porque si las autoridades religiosas se dan cuenta que Jesús había tenido contacto con este hombre también a él considerarían impuro. Pero el hombre no hizo cazo, por esa razón Jesús no podía entrar abiertamente en la ciudad,  se quedaba fuera, en despoblado. Su ministerio ser verá limitado por la mirada vigilante de los religiosos pero aun así acudía la gente a él.



Reflexión
La ley ha sido creada por el ser humano, desde nuestra conciencia hemos establecido normas de convivencia y protección para la comunidad. Pero cuando esas leyes son absolutistas pierden su razón de ser. Las leyes que ponen por sobre todo el cumplimiento se convierten en leyes tiranas. Jesús en el evangelio es el primero que rompe con esas leyes. Hoy en día tenemos tantas leyes que oprimen, marginan y matan al ser humano. Por todas esas leyes Jesús ya hubiese sido condenado a muchos años de prisión.

Dios no condena
Nosotros, los seres humanos,  hacemos juicios acerca de los demás. Decidimos quienes son sanos y quienes pecadores. Marginamos a otros porque no cumplen las normas religiosas. Hacemos lo mismo que la religión legalista de los judíos del tiempo de Jesús, marginar. Creemos que quien no cumple con algunos requisito establecidos por lo hombres son pecadores. Pareciera que seguimos ante ese Dios que no nos acepta porque somos impuros, que es necesario hace tal cual rito para purificarnos, de lo contrario no somos parte de su reino. Que teología más anticuada y contraria al evangelio. Dios no condena, más bien acoge al pecador y lo libera. Este texto normalmente es usado para decir a los cristianos que debemos purificarnos porque no estamos bien ante Dios, que somos pecadores y debemos estar bien con Dios, pero el texto no hace nunca referencia al pecado del hombre. Jesús no le pregunta al leproso ¿Cuáles son tus pecados? Más bien, ve el pecado de la religión que lo condena  y libera al hombre de la carga que la religión ha puesto sobre sus hombros.

La ley que discrimina
En los Estados Unidos vivimos unos 50 millones de inmigrante (14% de la población total de este país) 11 millones no tienen un estatus migratorio. Todos sabemos las razones de la migración, los inmigrantes buscan una vida mejor para su familia y sus hijos, dejan su tierra, arriesgan la vida cruzando el desierto, llegan a esta tierra a trabajar. El sistema los explota, pagando salarios bajos, confinándoles en condiciones indignas. Los inmigrantes pagan impuestos que nunca recibirán, aportan al desarrollo de este país y cuando los gobernantes ya han usado suficiente al indocumentado crean leyes que persiguen, encarcelan y deportan (como la SB 1070 en Arizona, la HB 87 en Georgia, la HB 56 en Alabama, el programa de comunidades seguras, el programa 287g, etc.). El inmigrante luego de haber dejado su vida en los campos, en los jardines de los “americanos”, en los las cocinas de los restaurantes “americanos”, en la industria, en las tiendas, etc. es perseguido por la policía. La ley no protege, más bien condena y castiga. Son arrestados y enviados a los centro de detención donde las corporaciones carceleras (como CCA) exprimen al inmigrante, se lucran del dolor y la miseria del inmigrante. La mayoría son deportados, las familias se separan, viven en miedo, niños abandonados, las madres tienen que sostener a la familia, etc. Este es un terrible drama humano de los inmigrantes, el sufrimiento al que el hombre del evangelio había sido condenado por una ley es el mismo que se repite en la historia.

¿Qué dice Dios ante esa ley?
Como hemos leído en el evangelio, Jesús se pone de pie con aquel que es marginado y deshumanizado. Él mismo infringe esa ley que obliga a aquel hombre a salir de la ciudad dejando su familia, su trabajo, su vida social y religiosa. Hoy también Jesús se opone a esas leyes que discriminan al ser humano por su color de piel o por su nacionalidad. Jesús ya hubiese sido deportado por no tener licencia de conducir o metido a la cárcel por desobediencia civil. Jesús acoge al marginado, lo limpia y lo saca a la vida. Hoy también hay que hacer justicia para el pueblo inmigrante que es perseguido y obligado a dejar la tierra que Dios le ha dado. Dios quiere que todos tengamos vida, pero la vida del inmigrante hoy está amenazada y Dios quiere limpiar al inmigrante, liberarlo. Jesús se comprometió a rescatar la vida de aquellos más vulnerables, queda hoy la tarea para nosotros de hacer vida ese reino de Dios que Jesús predicó. Esta es nuestra hora, aunque sea tarde y estemos atrasados en la lucha por la justicia. “Es tarde pero es todo el tiempo que tenemos a mano para hacer el futuro, es tarde pero es nuestra hora[1]

Un mensaje para la religión legalista
Jesús también se declara en contra de la religión que produce exclusión, en contra de la religión que mantiene el mismo mensaje de castigo que tenían los judíos de su tiempo. Jesús no sostiene la teología del castigo, derriba todos esos muros religiosos que someten al ser humano bajo un Dios enojado y tirano. La Iglesia con sus mensajes pre-vaticanos continúa promoviendo entre los cristianos a ese Dios temible, que castiga, que condena y que vigila como un policía. La Iglesia también pone como fundamente la ley antes que al ser humano. Es mas importante cumplir las normas que seguir a Jesús, son más importantes las normas que el evangelio, es más importante los ritos que la vida del que sufre.
Cuando la vida de los cristianos esta amenazada, la institución religiosa (obispos y sacerdotes) permanecen callados ante las injusticias pero cuando se cuestiona la institucionalidad y leyes religiosas saltan comentarios y homilías llenas de furia. ¿Por qué callan cuando los cristianos sufren, porque no se oponen ante las leyes anti inmigrantes, por qué no se oponen a las guerras, por qué no se oponen a los gobiernos que oprimen a los pobres? Eso no es lo que Dios quiere, Dios quiere que se defienda la vida, no que se condene al ser humano.

Jesús nos ha enseñado a tener compasión de los que sufren, a estar con ellos, a limpiar sus heridas. Él acoge al que la sociedad y la religión margina. Jesús es liberador del ser humano en todas las esferas de su vida. Hay que irnos liberando de las cadenas que nos atan y nos marginan. Entonces iremos por la vida como aquel hombre, gritando que somos libres, que Jesús nos libera, que la ley no es suprema, que la vida es más importante, que Dios es amor. Y lo diremos con viva voz y cada vez con más fuerza.


¿Cuáles son las leyes que esclavizan a la gente de tu comunidad? ¿Qué quiere Dios hacer ahí? ¿De qué manera puedes ir liberando a los marginados y oprimidos por esas leyes?

¿Qué mensajes religiosos has escuchado en tu comunidad que condena al cristiano en vez de mostrar el amor de Dios? ¿Es tu Iglesia una Iglesia que condena o que proclama la liberación total del ser humano?
Amílcar Valencia


[1] Pedro Casaldáliga
[2] Imagen de Maximino Cerezo Barredo, Pintor de la Liberación.

1 comentario:

  1. El mensaje de los sacerdotes y la hiercaria de la Iglesia todos los domingos sigue juzgando y omprimiendo al pueblo, igual de los maestros de la ley en los tiempos de Jesus. En vez de predicar el Evangelio en contra de la injusticia, son parte de este misma sistema de opresion. La gente se siente condenados por el sistema. Al opuesto del mensaje de liberacion de Jesus. Lo vemos diariamente en nuestras comunidades. Tambien lo vemos en otras comunidades cristianas que se enfocan en la vida eterna en vez de encontrar Dios en nuestra vida cotidiana.
    Siempre me hace pensar que pasaria si este mensaje de liberacion esta llevado adentro de los centros de dentencion y las carceles...Como seria para los detenidos? Y sus familias?
    Me gusta mucho tu reflexion. Gracias por compartirlo.

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