8 de marzo de 2012

3° Domingo de Cuaresma, Juan 2, 13-25


Proclamación de la buena nueva según San Juan

13Estaba cerca la Pascua de los Judíos y Jesús subió a Jerusalén.
14Encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas instalados. 15Haciendo­ como un azote de cuerdas, a todos los echó del templo, lo mismo a las ovejas que a los bueyes; a los cambistas les desparramó las monedas y les volcó las mesas 16y a los que vendían palomas les dijo:-Quitad eso de ahí: no convirtáis la casa de mi Padre en una casa de negocios.
17Se acordaron sus discípulos de que estaba escrito: "La pasión por tu casa me consumirá". 18Respondieron entonces los dirigentes judíos, dicién­dole: -¿Qué señal nos presentas para hacer estas cosas?
19Les replicó Jesús: -Suprimid este santuario y en tres días lo levantaré. 20Repusieron los dirigentes: -Cuarenta y seis años ha costado construir este san­tuario, y ¿tú vas a levantarlo en tres días?
21Pero él se refería al santuario de su cuerpo. 22Así, cuando se levantó de la muerte se acordaron sus discípulos de que había dicho esto y dieron fe a aquel pa­saje y al dicho que había pronunciado Jesús. 23Mientras estaba en Jerusalén, durante las fiestas de Pascua, muchos prestaron adhesión a su figura al presen­ciar las señales que realizaba. 24Pero Jesús no se confiaba a ellos, por conocerlos a todos; 25no necesitaba que nadie lo informase sobre el hombre, pues él conocía lo que el hombre llevaba dentro.

Palabra del Señor
Introducción
Nos encontramos celebrando el tercer domingo de cuaresma. De una forma progresía las lecturas nos presenta la historia de salvación del pueblo de Israel y el evangelio ilumina la experiencia cuaresmal animándonos en este caminar hacia la pascua del Señor. En esta ocasión reflexionamos la lectura del evangelio de Juan en el capitulo dos. El relato de la purificación del templo (o sustitución del templo). En el relato de Juan, Jesús había subido a Jerusalén al menos tres veces para la fiesta de la pascua. Muy temprano en el capitulo dos nos describe esta primera visita al templo, hecho que los sinópticos ponen al final del ministerio de Jesús (cf. Mc 11,15-17; Mt 21,12-13; Lc 19,45-46).

Contexto
La comunidad Joánica escribe este pasaje cuando el templo de Jerusalén había sido destruido por la invasión romana en año 70 d.C. y el evangelio de Juan fue redactado a finales de los 90´s d.C. pero el hecho que este pasaje se encuentre en los cuatro evangelios es la confirmación que fue un hecho histórico. Es decir, que no es invento ni elaboración teológica de las primeras comunidades.

El templo de Jerusalén tiene suma importancia para los judíos. El templo era el lugar donde se ofrecían los sacrificios al señor, el lugar donde el pueblo se congregaba para celebrar la pascua judía. Era también el lugar de la predicación y purificación de los pecadores. En el templo tienen cede el sanedrín (consejo supremo judío con jurisdicción sobre casi todo los asuntos de tipo religioso y político). El templo era clave en el comercio e intercambio de moneda. En torno al templo giran las principales fiestas religiosas (la Pascua por ejemplo). El templo era motivación de peregrinaciones de los judíos en la diáspora (fuera de Jerusalén). En resumen, en torno al templo giraba la vida religiosa, política y cultural del pueblo Judío. Cuando el templo fue destruido y Jerusalén convertida en una provincia romana, los judíos se tuvieron que refugiarse en la ley y la sinagoga asumió muchas de las funciones que antes había desempeñado el templo.

Jesús como todo judío desarrolló su vida en torno al templo, pero rápido llegó a comprender que no sólo en el templo se puede adorar a Dios. Vio como los religiosos habían convertido el lugar santo en una cueva de bandidos. Pobres y ricos estaban obligados por la ley a asistir al templo durante la pascua. Debían ofrecer sacrificios y diezmos. Los sacerdotes y maestros de la ley se beneficiaban con las ofrendas. Obligaban al pueblo a comprar los animales para el sacrificio en el templo pues debían estar “puros”, debían ofrecer monedas “consagradas” que intercambiaban en el templo. La ley había exagerado el propósito de los sacrificios y olvidados por completo la celebración de la pascua. El sumo sacerdote y sus más cercanos colaboradores (que eran de clase alta) obtenían grandes ganancias en estas fiestas. Para la gente común y corriente el costo de la vida era cada día más alto, pero estaban obligados por ley a ofrecer sacrificios. Era más importante la ley que la vida del hombre. Jesús vio esta injusticia y se encolerizó.

El texto
Estaba cerca la Pascua de los Judíos y Jesús subió a Jerusalén
El texto hace una distinción, dice la pascua de los judíos (significando aquí, la pascua de las autoridades judías, no la pascua del Señor) La pascua era el paso del Señor (Ex 12), era la liberación. La expresión subió, indica la ubicación de la ciudad pero también una expresión usada por los peregrinos hacia la ciudad, viaje a Jerusalén=subir.

Encontró en el templo a los vendedores
Vio como habían convertido el templo en un mercado. Los bueyes, corderos y palomas se vendían ahí para el sacrificio. También ahí mismo se intercambiaban monedas. Parecía más un mercado callejero que un templo.

Haciendo­ como un azote de cuerdas, a todos los echó del templo
Si ponemos atención nos fijamos que Jesús permanece callado. No dice nada, se encoleriza y empieza a sacar a todos del templo. Es uno de los relatos del evangelio en los que vemos relucir las emociones de Jesús. Jesús se enoja, siente rabia al ver en qué han convertido el templo. Saca del templo con azotes a todos aquellos que han profanado la casa del Padre. Al echar todos afuera del templo con sus ovejas y sus bueyes, declara Jesús la invalidez del culto de los potentados, del que los sacrificios constituían el momento cumbre.

No convirtáis la casa de mi Padre en una casa de negocios
El templo no era sólo el lugar donde la gente se encuentra, es la casa del Padre, ahí el pueblo entra en contacto con Dios. Pero Jesús ve a su alrededor y no concibe cómo los judíos siguen llamando a ese mercado templo. No hay lugar para Dios en ese templo, Dios no esta donde se comercia y se manipula la conciencia del pueblo con promesas de perdón de acuerdo a los sacrificios. Jesús recrimina a los judíos su actuar. Estos sólo buscan los mayores ingresos, beneficiándose de esta forma del culto a Dios y manipulando la fe del pueblo. En la casa del Padre ya no puede haber comercio ni explotación, siendo casa-familia acoge a quien necesite amor, intimidad, confianza, afecto.

Suprimid este santuario y en tres días lo levantaré
Los religiosos confrontan a Jesús, piden un signo de su autoridad. Le recriminan que no esta autorizado por nadie para realizar tan escándalos acto. Jesús responde con un reto más grande, la destrucción del templo. La desaparición del templo significaba para las autoridades el fin del lucro por medio del culto. Este es un signo profético de Jesús, no puede haber verdadero culto a Dios sino hay justicia entre el pueblo. Los religiosos pretendían obtener ganancias a costa de la penitencia del pueblo, el templo había perdido su función. A Dios tampoco le gustaría estar en ese templo.

Pero él se refería al santuario de su cuerpo
Los discípulos se acuerdan de este episodio con su maestro. No habían entendido el significado. Pero históricamente sabemos que el templo fue destruido. Este versículo evoca la resurrección. Era también una anticipación a la pasión, muerte y resurrección. En cuaresma leemos a Juan como motivación en este largo y espinoso camino de conversión, oración y misericordia.

Reflexión
Un santo fue al Vaticano y les reclamó  a los obispos y al papa que no buscaran a Dios en el templo porque no estaba ahí, que Dios estaba afuera, con los pobres (San Francisco de Asís). Otro fue a roma para conocer la plaza de san Pedro y regreso al convento aterrorizado por lo que allí había visto. Se vendían indulgencias, se compraban puestos en el cielo, se vendían talismanes bendecidos por “su santidad”…el vio como los religiosos habían convertido la casa de Dios en un mercado (Martín Lutero)

Se imaginan que sería de las grandes catedrales de nuestros días si Jesús viniera y empezara a sacar  a todos los sacerdotes y religiosos del templo. ¿No hemos convertido también nosotros el templo en una casa de comercio? ¿No es el Vaticano el lugar donde fueron a parar y aun se encuentran los tesoros que los españoles robaron a los indígenas de América? ¿No hemos convertido también la casa de Dios en un templo de ladrones?

Jesús declara que no es necesario más el templo para adorar a Dios. Él mismo es el templo. Si creyéramos en eso dejaríamos de ir a buscar a Dios en el templo y lo encontraríamos en el hermano que también es templo de Dios. Si creyéramos esto trataríamos a todos los seres humanos y los seres vivos con cariño, respeto y amor.

“¿A qué nos invita este pasaje? A unirnos íntimamente a Jesús en esta cuaresma, dejando de lado todo lo que no sea de él. A vivir felices, en medio de nuestras penas, llenos de esperanza. El día de Pascua está cerca. Y la pascua diaria de Jesús nos acompaña siempre. ¡Dichosos nosotros, que tenemos a este Jesús Resucitado, tan grande y tan cercano!”[1]

Aplicación
El evangelio es profético, nos anuncia la suerte de profeta por su compromiso por el reino. Él enfrenta a los poderes religiosos y políticos que oprimen al pueblo, estorba y recrimina el pecado e injusticia en contra de los más pobres. Los judíos (maestros de la ley y sacerdotes) se lucran de la fe y de los sacrificios. Jesús denuncia su actuar y les acusa de convertir la casa del Padre en una cueva de bandidos. Por esta razón, el relato de los sinópticos, será martirizado.

Así como Jesús han sido muchos quienes han sido fieles al evangelio y por su compromiso en la defensa de los pobres también corrieron el peligro de ser cristianos. Hoy recordamos la memoria del padre Rutilio Grande, un sacerdote Jesuita que acompañó al pueblo pobre en los momentos en que la guerra tocaba las puertas de El Salvador. Murió clavado con balas el 12 de marzo de 1977. El padre Grande predicaba el amor de Dios para los pobres, era catequista y amigo de los desposeídos y pisoteados por el sistema. Creía en la liberación y organizó a pueblo para que juntos buscaran el reino de Dios entre nosotros.  Pero los poderes políticos y militares de El Salvador vieron en el un peligro y lo asesinaron. Tres años más tarde el 24 de marzo de 1980, el Arzobispo Romero (amigo de Rutilio Grande) también fue asesinado en el momento de la consagración, fue el inicio de la guerra en El Salvador donde más 75, 000 murieron o desaparecieron.

Romero y Rutilio fueron al encuentro de la Iglesia, no se quedaron encerrados en los conventos y rechazaron todo tipo de lujos por estar con los pobres, defenderlos, amarlos y moverlos hacia la liberación. La Iglesia se hizo en el pueblo y el pueblo era la Iglesia, Dios no estaba encerrado. Ellos vieron a Dios entre los más necesitados y desde ellos sintieron que Dios les llamaba a alzar la voz en contra de las injusticias del gobierno y las fuerzas armadas. Mostraron que Dios se complace en los humildes y con ellos se queda no en los templos.

Estos hombres y mujeres que murieron también por denunciar el poder que oprime nos enseñan que Dios esta con los que sufren y no se complace por el pecado y las injusticias de los poderosos. El evangelio también nos recuerda que pueden destruir su templo pero Dios lo reconstruirá. Ello también nos enseñan en esta cuaresma, que a pesar de la muerte hay resurrección, que no pueden callar la voz de Dios que clama justicia en el mundo. Los mártires, Rutilio y Romero nos motivan en este camino de conversión durante la cuaresma y nos muestran con Jesús el lumbral de la pascua de los pobres.

Plegaria[2]
¿Qué te pasa, Jesús?
¿Qué haces con un látigo en la mano?
¿Qué cólera te está invadiendo?

La casa de mi Padre
no es un mercado.

Y vuelan las monedas, las palomas y las mesas.

El celo de tu casa me devora.

Y sigue restallando por los aires
el látigo divino.

Ira santa, colérica, profética.
Pasión por el honor de Dios pisoteado.
Furor del hijo amado que nos grita:
Tomad en serio a Dios.
Tomad en serio su presencia
en los templos y fuera de los templos,
en la calle, en las piedras vivas,
sobre todo en las piedras de su templo,
piedras de carne y sangre
de mujeres y de hombres renacidos,
piedras de Cristo vivo.
Tomad en serio a Dios.

Y el látigo profético restalla
de nuevo por los aires,
envuelto en la misericordia.
Amílcar Valencia


[1] Patxi Loidi, Evangelio Vivo 87
[2] Ibíd. 

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