7 de abril de 2012

Pascua de Resurreción, Jn 20, 1-9



Proclamación de la Buena nueva según San Juan

 1El primer día de la semana, por la mañana temprano, todavía en tinieblas fue María Magdalena al sepulcro y vio la losa quitada. 2Fue entonces corriendo a ver a Simón Pe­dro y también al otro discípulo, el predilecto de Jesús, y les dijo:
-Se han llevado al Señor del sepulcro y no sabemos dónde lo han puesto.
3Salió entonces Pedro y también el otro discípulo y se dirigieron al sepulcro. 4Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo se adelantó, corriendo más de prisa que Pe­dro, y llegó primero al sepulcro. 5Asomándose vio puestos los lienzos; sin embargo, no entró. 6Llegó también Simón Pedro siguiéndolo, entró en el sepulcro y contempló los lienzos puestos, 7y el sudario, que había cubierto su ca­beza, no puesto con los lienzos, sino aparte, envolviendo determinado lugar. 8Entonces, al fin, entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, vio y creyó. 9Es que aún no habían entendido aquel pasaje donde se dice que tenía que resucitar de la muerte.
Palabra del Señor

Hoy celebramos la pascua del Señor, en la tradición de Israel la pascua era el paso del Señor en la noche de su liberación de la esclavitud egipcia hacia la tierra prometida. Jesús instaura la nueva pascua, es el paso de la muerte a la vida, de la luz a las tinieblas. La Iglesia celebra hoy la victoria de Jesús sobre la muerte, el que había muerto en el madero ha resucitado, con ello queda claro que la Dios esta con los crucificados y que ellos tienen la razón, que la muerte no puede vencer más  a la vida irradiada por aquellos que se han comprometido en la búsqueda incansable del reino y su justicia.  La resurrección es obra del Padre que da la razón a los que mueren crucificados por causa del Reino. Jesús es el primero en resucitar y con él los mártires inaugurando el tiempo nuevo de la vida. La resurrección es vida, la vida entregada y que tiene sentido aún después de la muerte. Los que matan y condenan sólo pueden matar el cuerpo pero no callan el testimonio de los que ya desde antes se han entregado por completo, entonces su voz permanece, su vida no acaba. En la teología de Juan son aquellos que nacen de nuevo del agua y del Espíritu a quienes la muerte física no acalla el testimonio. Si su muerte es martirial (don de Dios) comparten la suerte del maestro (cruz y resurrección), si su muerte es biológica (no violenta) pero han entregado todo su ser a la construcción del reino, su vida no termina con el perecimiento del cuerpo (también participan de la nueva vida.)

La resurrección es un hecho de fe, un acto de Dios. Él es quien resucita a su hijo, él es quien resucita a sus hijos que entregan por la justicia. Nuestra comprensión de la resurrección es siempre limitada pero de alguna manera la comunidad (la Iglesia) participa de la resurrección de los que han perecido y han sido testigos de Jesús y fieles cumplidores de su palabra. Quizá nos cueste entender el hecho de la resurrección y nos cuestionemos si fue un hecho histórico o sólo una reflexión de las primeras comunidades. Pues, repetimos, es un hecho de fe. Quizá no podemos entenderlo del todo, como los primeros cristianos pero ello no elimina la resurrección. Ellos también fueron pensando y reflexionando mucho sobre la resurrección, de esa experiencia nos habla hoy el evangelio. Para ellos y ellas, los seguidores de Jesús, esto fue un proceso, el final trágico fue tan doloroso que la posibilidad de ver a su maestro resucitado era algo impensable. Y así los sorprende el resucitado, ellos con dudas y temores no veían la realidad de la resurrección, poco a poco fueron comprendiendo y luego participaron como comunidad de la resurrección del maestro.

La resurrección es de Jesús y de los que con él han compartido la trágica muerte no es un hecho aislado de una vida espiritual. La muerte es sólo un paso de transformación de esa vida, los que han nacido del espíritu no perecen, de hecho su muerte es sólo no quita en nada la entrega ya antes dada en vida.

El evangelio de hoy

El primer día de la semana, por la mañana temprano, todavía en tinieblas
El primer día hace referencia a la creación en Génesis 1, con la resurrección de Jesús se inaugura la nueva creación. Por la mañana temprano aún en tinieblas, una de las mujeres va al sepulcro, aún no ha creído en la resurrección, necesitará ver y que le sea revelada de lo divino, como mencionábamos antes, hay una ceguera y el dolor de la muerte en los seguidores de Jesús este muy vivo por lo que cualquier luz aún no se puede ver, todavía se vive en las tinieblas, no porque no haya luz, sino porque no se han abierto los ojos a la luz de la resurrección.

María Magdalena al sepulcro y vio la losa quitada
A diferencia de los evangelios sinópticos, que nos narra que las mujeres fueron a al sepulcro, aquí Juan nos dice que fue únicamente María Magdalena. María Magdalena es la seguidora más fiel del maestro. Ella le conoció y lo siguió, no es la prostituta que la tradición nos cuenta, es una que se vio transformada por la persona de Jesús, ella y las otras mujeres seguían al maestro y posiblemente las que preparaban y financiaban los viajes de Jesús por toda la región de Palestina. Ella estuvo al pie de la cruz y ahora va al sepulcro para ver el cuerpo de Jesús, pero se lleva la sorpresa que la piedra está movida, que alguien la ha quitado. Ella encuentra la tumba bacía y se va a avisarles a los discípulos lo que ha visto.

Salió entonces Pedro y también el otro discípulo
El redactor no dice el nombre del otro discípulo, pero sabemos que habla del mismo Juan, el discípulo amado. Pedro corrió hasta el sepulcro, pero el discípulo amado llegó primero pero no entró, con ello el evangelista también reconoce la figura de Pedro como líder en el cristianismo primitivo. El discípulo amado no entró, vio la piedra quitada y los lienzos pero se quedo en la entrada, Pedro entró  y vio también que le cuerpo del maestro no estaba.
Entró también el otro discípulo…vio y creyó
El discípulo amado creyó en la resurrección, a varios de los discípulos les llevó tiempo reconocer esta realidad, María Magdalena, María la madre de Jesús, las otras mujeres y el discípulo amado fueron los primeros en proclamar la resurrección del Señor, luego vinieron los otros, no  les fue fácil, muchos regresaron a sus casas decepcionados (como los discípulos de Emaús o como Pedro y sus hermanos) que se regresaron a Galilea a vivir sus vidas normales pero se dieron luego recordaron las palabras de Jesús que había de resucitar y empezaron a creer en que Jesús estaba vivo y entre ellos, que no lo había dejado a pesar que no estaba físicamente con ellos, eso fue los que los llevó a formar comunidades y proclamar la buena nueva como el maestro un día los había mandado, de dos en dos, así en comunidad.

La resurrección hoy
Como hemos sentenciado al principio, la resurrección es un hecho de fe imposible explicar mediante hechos, es algo que se cree y se tiene certeza. Es el regalo de Dios a los que entregan su vida sin reservas, guardándose nada para sí y entregando todo a la causa del reino. Los que traten de explicar este acontecimiento de la fe por medio de explicaciones científicas pierden su tiempo y si la Iglesia lo hace también desacredita este acontecimiento.

La resurrección la hace Dios junto con el Pueblo
Como hemos dicho, le toca a Dios, pero también al pueblo. Los primeros discípulos se vieron en una situación muy cruda: el que había animado a todos en la búsqueda del reino de Dios y su justicia ahora esta muerto, el imperio le ha crucificado y quizá vendrá tras de ellos por haber sido sus seguidores. No faltaban aquellos que pensaban que todo estaba perdido y que si Jesús no pudo traernos la liberación que predicaba ya nada ni nadie puede cambiar el sistema que mata y condena, nada tiene sentido,  al final el mal vence al bien.  Así pensaban algunos, sin embargo el espíritu les reveló que la vida que se entrega totalmente y sin reservas jamás muere, entonces empezaron a ver y a sentir a Jesús entre ellos. Como dice el evangelio, un Ángel les revela que Jesús ha resucitado (Mt 28, 8ss; Jn 20, 11-18). Entonces con la certeza de que no había muerto, que la vida de Jesús supera la muerte física ellos inician el movimiento de los seguidores de Jesús, van proclamando que el Jesús que las autoridades judías condenaron a muerte, no esta muerto, que Dios le resucitó, que su vida sigue iluminado la realidad, que aunque acallaron su voz hoy grita más fuerte que nunca. Y los cristianos decididos empezaron a vivir y a testificar de este Jesús, ellos también lo había resucitado, ellos también lo hacían presente con sus vidas. Por ello no tuvieron miedo nunca más de la muerte, aunque eran perseguidos y crucificados más cristianos aparecían, aunque eran encarcelados, muchos más se convertían por el testimonio de los discípulos y discípulas.

La resurrección de los mártires
Maximino Cerezo Barredo
En El Salvador, antes de los inicios del conflicto armado, muchos sacerdotes, catequistas, religiosas acompañaron al pueblo pobre que era expoliado por los terratenientes y reprimido por el gobierno, perseguido y asesinado por buscar reclamar sus derechos. En ese contexto surgió la Iglesia de los pobres, esos hombres y mujeres que no dieron la espalda al pueblo oprimido y perseguido. Sacerdotes acompañando las luchas del pueblo, siendo la voz de los que no tienen voz, reclamando justicia, equidad y cese de la represión contra el campesino y el proletariado. El gobierno y las fuerzas armadas arreciaron la represión y también persiguieron a la Iglesia de los pobres. Sacerdotes fueron asesinados, el primero de ellos Rutilio Grande y tras de el una veintena de sacerdotes, miles de organizadores comunitarios y catequistas. Oscar Romero el Obispo de la capital también fue acecinado por la extrema derecha en 1980 después de haber denunciado al gobierno por todos los atropellos al pueblo y la masacre de campesinos. Hoy día, también los mártires resucitan, ellos que han entregado todo también comparten con Jesús la resurrección. La muerte que viene de los opresores no tienen vigencia, la vida de los cristianos que se entregan por completo no perecen sino que son semillas de liberación. Ellos resucitan en el pueblo y su voz no se calla aunque la hayan querido callar con balas, pero se sigue escuchando con más intensidad. Que aun hay muerte y represión sí, pero ello no perdura, sólo el amor. El amor de Rutilio, de Romero, del pueblo crucificado aún es luz en esta cruda realidad y nos animan para seguir su ejemplo como ellos fueron seguidores fieles de al mensaje de Jesús.  

Nos toca a nosotros los cristianos también resucitar y comprometer nuestra vida en proclamar que existe vida, que la muerte no tiene la ultima palabra, sino la vida que se entrega sin reservas. La vida que busca vida y defiende lo que Jesús defendió, la vida que es solidaria y vela por el derecho de todos a vivir con dignidad. Así, con nuestra vida proclamaremos también el misterio pascual de la resurrección.

Feliz Pascua
Amílcar Valencia


[1] Maximino Cerezo Barredo, Pintor de la Liberación

1 comentario:

  1. Gracias por compartir tus reflexiones. Como Cristianos en un mundo sufrido, solo podemos poner nuestra esperanza en la resureccion. Tenemos que seguir luchando siempre para la justicia y el reino de Dios, asi honoramos todos los que han fallecido en esta lucha y vivimos la resureccion en nuestros dias. Asi tambien que resucitan los martires y Jesus, y siguen resucitando todos los dias.

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