21 de marzo de 2012

5° Domingo de Cuaresma, Juan 12, 20-33


Proclamación de la buena nueva según San Juan

20Algunos de los que subían a dar culto en la fiesta eran griegos; 21éstos se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron: - Señor, quisiéramos ver a Jesús. 22Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe fue­ron a decírselo a Jesús. 23Jesús les respondió: -Ha llegado la hora de que se manifieste la gloria del Hombre 24Sí, os lo aseguro: Si el grano de trigo una vez caído en la tierra no muere, permanece él solo; en cambio, si muere, produce mucho fruto. 25Tener apego a la propia vida es destruirse, despreciar la propia vida en medio del orden este es conservarse para una vida definitiva. 26E1 que quiera ayudarme, que me siga, y así, allí donde yo estoy, estará también el que me ayuda. A quien me ayude lo honrará el Padre.
27Ahora me siento fuertemente agitado; pero ¿qué voy a decir: «Padre líbrame de esta hora»? ¡Pero si para esto he venido, para esta hora! 28¡Padre, manifiesta la gloria de tu persona! Vino entonces una voz desde el cielo: - ¡Como la manifesté, volveré a manifestarla! 29A esto, la gente que estaba allí y la oyó decía que ha­bía sido un trueno. Otros decían: - Le ha hablado un ángel.
30Replicó Jesús: - Esa voz no era por mí, sino por vosotros. 31Ahora hay ya una sentencia contra el orden este, ahora el jefe del orden este va a ser echado fuera, 32pues yo, cuando sea le­vantado de la tierra, tiraré de todos hacia mi. 33Estó lo decía indicando con qué clase de muerte iba a morir.
 Palabra del Señor

Introducción
El relato de este domingo nos presenta el fin del ministerio público de Jesús con la subida a Jerusalén, luego vendrá el largo relato de la pasión. Entró a la ciudad con motivo de la fiesta de la pascua y ahí enfrentará la más difícil de sus pruebas, la confrontación definitiva con las autoridades judías que lo condenarán a muerte.

El texto
Unos griegos
Los judíos habían rechazada a Jesús y desde hace mucho tiempo estaban buscando la oportunidad para apresarlo, pero éste se les escaba de las manos siempre. Las autoridades judías veían en Jesús a un revoltoso, uno que predica el levantamiento del pueblo y pone la religión y la ley en tela de juicio. Las acciones en contra de Jesús se intensifican cada vez más. En las palabras de Juan, ellos habían rechazado la luz, prefirieron las tinieblas, no quisieron ver el camino hacia el Padre que Jesús ofrecía para todos, incluso a Nicodemo y los recaudadores de impuestos, todo si se adherían a su mensaje y ponían al ser humano antes que la ley, si nacían del agua y del espíritu. Pero ellos no sólo habían rechazado a Jesús y su mensaje por el reino, sino que le persiguen y  lo acorralan en Jerusalén.
El vino a los suyos y los suyos no lo recibieron. Pero vienen otros, de otros pueblos, de otras culturas y quiere ver al Maestro. Preguntan a Felipe por Jesús, quieren conocerlo, quieren verlo. No es sólo el hecho de saludarlo, no sólo se sienten atraído por sus predicaciones, en realidad le quieren ver cómo es, cómo actúa, quieren estrechar un lazo con aquel que predica y hace el reino de Dios posible. Estos extranjero se abren a la buena noticia, más el pueblo “elegido” le rechaza. Ellos habían también comprendido que la buena noticia de Dios es universal y que la salvación esta disponible para toda la humanidad, ya no es algo exclusiva, es el Dios universal que Jesús predica que atrae a hombres y mujeres de todas las razas hacia él.

Ha llegado la hora
La hora, es una clave del anuncio de la pasión. Jesús es consiente del peligro, no porque este destinado a morir en el madero, sino porque las fuerzas de este mundo, las tinieblas, aplacan con violencia a todos aquellos que cuestionan el estatus Quo. Su hora esta cerca, se viene para el la más dura de las pruebas, entregar la vida física. La hora, es el momento oportuno para la glorificación en la teología de Juan, el hijo del hombre será Glorificado en el árbol de la cruz.

Si el grano de trigo no muere
Aquí hay que distinguir en dos tipos de muerte y dos tipos de vida. La muerte biológica-corporal y la muerte espiritual; la vida egoísta y la vida de entrega por amor. La muerte física es algo Jesús enfrentó, pero no fue muerte natural, su vida terminó violentamente. No era algo que se buscaba, era resultado de su compromiso por el reino, es decir, que no era necesario que muriera en la cruz, que Dios no lo mando a morir martirizado. Sin embargo se entrega como símbolo pascual de liberación, entonces da vida, es vida. Pero también hay que decir que es necesario morir a si mismos, a entregarse por completo, no puede haber vida cuando nos desgastamos los años viviendo egoístamente, es una invitación a morir al yo y hacer nacer el nosotros. Cuando eso sucede se nace a una nueva vida espiritual, vida que no busca reconocimientos, ni riquezas, vida que busca vida y lucha por que la haya enfrentando la injusticia. En muchos casos eso lleva a persecuciones y pérdida física de la vida, en ese caso también el mártir se une a Jesús en el misterio pascual.

Si muere, produce mucho fruto
Él ya había entregado toda su vida por la causa del reino, Jesús encarnó el amor de Dios y desde ese amor, había muerto a toda búsqueda de reconocimientos. Venció las tentaciones de ser proclamado rey, entra en Jerusalén como un líder humilde, montado en un burrito y en la noche de su arresto comparte el gesto más radical de un maestro: lavarle los pies a sus discípulos. Es la vida que da fruto, la vida entregada por amor que produce frutos abundantes. También el Padre lo glorificará por su decisión de enfrentar la muerte con la vida plena, de no dar un paso a tras en su búsqueda del reino y de seguir mostrando el amor del Padre a todos, incluso a aquellos que planearon su muerte y a los que lo clavaron en el madero. Por todo ello, su vida es abundante pues se entregó sin reservas.

Que me siga
Estos extranjeros llegan a Jerusalén y preguntan por Jesús, los discípulos van y le cuentan que unos quieren verlo, él inicia este dialogo sobre la vida y la muerte. Queda claro que su hora esta cerca, la hora de la glorificación, les explica que hay que morir a si mismos y entregar todo sin reservas….luego en respuesta a los extranjeros que quieren conocerlo les dice: el que quiera ayudarme que me siga. Que siga los pasos de su maestro, que haga lo que su maestro hace. Así como yo hago lo que el Padre hace, pues vengo de Él y lo conozco, ustedes aprendan de mí. Síganme, hagan como yo, mueran a si mismos y vean la vida que da fruto cuando se entrega sin reservas. Porque ahí donde yo estoy ahí también estarán todos aquellos que me ayudan, todos aquellos que trabajan por el reino y buscan su justicia serán horrados. Mi Padre que ve sus caminos y sus vidas completamente vaciadas de sí y entregadas por la justicia también les horrará.

«Padre líbrame de esta hora»
La muerte ronda su vida, ya las autoridades judías habían trazado un plan para arrestarlo, sabe que su muerte es inminente. Esta es como  la versión de la oración en el Getsemaní que nos relatan los evangelios sinópticos. Jesús se ve turbado y agobiado. Pide al padre que le libre de esta hora, pero asume su compromiso fiel hasta la muerte.

Reflexión
La historia de la Iglesia testifica de muchos que siguieron los pasos de Jesús y entregaron toda su vida por el reino de Dios. Muchos de estos seguidores incluso fueron asesinados acusa de su fe y por la denuncia de la injusticia. Desde Jesús, siguiendo con Esteban el protomártir, Pedro y  Pablo….y siguieron mucho durante estos veinte y un siglos.

En El Salvador, un país con una larga historia de violencia, empobrecimiento, injustica y persecución en contra del pueblo pobre que busca la vida muchos padecieron la suerte del Maestro, Jesús. En los años 70´s el pueblo salvadoreño estaba en amanecer guerra. En 1977 el Padre Rutilio Grande fue asesinado por denunciar a los corruptos que explotaban a los campesinos en los maizales y cañales, los ricos habían quitado la tierra al pueblo hacía muchos años y explotaban al pobre, no tenían derecho de reivindicación y si reclamaban simplemente se les quitaba la vida. La Iglesia era justificadora de ese pecado, pero algunos sacerdotes se fueron al campo, al Paisnal y Aguilares, para acompañar al pueblo en sus luchas. Uno de ellos era el Padre Rutilio Grande. Los terratenientes vieron a los sacerdotes como un estorbo e iniciaron una escalada de violencia y falsas acusaciones. El Padre Grande fue martirizado el 12 de marzo de 1977.

Monseñor Romero era un Obispo conservador, pero el Pueblo le enseñó sobre la realidad, le hablo del evangelio y del derecho que todos tenemos a vivir con dignidad. Con el pueblo aprendió a leer el evangelio. Con la muerte de su gran amigo, Rutilio Grande, Romero tuvo una conversión (como Jesús después que apresaron a Juan) y se convirtió en la voz de los sin voz. Denunció todos los domingos desde le pulpito de la catedral de San Salvador las injusticias del gobierno, de la violencia organizada de las fuerzas armadas en contra del pueblo pobre. Abogó por la paz y el cese de la violencia, denunció a los terratenientes que explotaban a los campesinos. Viajó a las comunidades y les acompaño en su lucha por la vida, era el pastor que se quitó la sotana para estar con el pueblo. Rechazó los privilegios y vivió con el pueblo, se hizo pueblo con el pueblo. Él hizo vida los documentos del Vaticano segundo y los documentos de la Iglesia Latinoamericana. Predicó sin temor y estorbó a los poderosos. Monseñor Romero fue el ejemplo de pastor y sólo seguían los pasos de Jesús.

Por su compromiso con la justicia y los derechos humanos fue amenazado de muerte, sufrió atentados, calumnias en la prensa nacional, incluso el desde el mismo clero, lo tildaban de comunista y predicar el marxismo. No tenía amigos en las estructuras de poder y sus hermanos obispos y sacerdotes lo habían dejado sólo. Los pobres le acompañaban y los sacerdotes que se habían unido al pueblo muchos años atrás. Finalmente, su muerte asesinato fue orquestado, la derecha había decido el día de su muerte.

El 23 de marzo, Monseñor Romero dio la homilía final en la catedral. Desde ella denunció a las fuerzas armadas y les exigió que dejaran de matar a los hermanos campesinos, les pidió, les suplicó, les exigió que cesara la represión en contra del pueblo.

El 24 de marzo, celebrando eucaristía en la capilla de la Divina Providencia, el momento de la consagración, bendijo el pan y el vino, elevó con sus brazos el cáliz y el pan, uno en cada mano y un franco tirador le disparó al corazón. Él había predicado este evangelio esa tarde “si el grano de trigo no cae en tierra y no muere no da fruto”.

Para la meditación (recogemos un fragmento de la homilía de Monseñor Romero)
He estado amenazado de muerte frecuentemente. He de decirles que como cristiano no creo en la muerte sin resurrección: si me matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño. Lo digo sin ninguna jactancia, con gran humildad. Como pastor, estoy obligado, por mandato divino, a dar la vida por aquellos a quien amo, que son todos los salvadoreños, incluso por aquellos que vayan a asesinarme.

Si llegasen a cumplirse las amenazas, desde ahora ofrezco a Dios mi sangre por la redención y por la resurrección de El Salvador. El martirio es una gracia de Dios, que no creo merecerlo. Pero si Dios acepta el sacrificio de mi vida, que mi sangre sea semilla de libertad y la señal de que la esperanza será pronto una realidad. Mi muerte, si es aceptada por Dios, sea para la liberación de mi pueblo y como un testimonio de esperanza en el futuro.

Puede decir usted, si llegan a matarme, que perdono y bendigo a aquellos que lo hagan. De esta manera se convencerán que pierden su tiempo. Un obispo morirá, pero la Iglesia de Dios, que es el pueblo, nunca perecerá. Monseñor Oscar Arnulfo Romero, Arzobispo de San Salvador, marzo de  1980

Clic en el enlace para escuchar una fracción de la homilía del 23 de marzo, un día antes de su martirio.

17 de marzo de 2012

4° Domingo de Cuaresma, Juan 3, 14-21


Proclamación de la buena nueva según San Juan

14Lo mismo que en el de­sierto Moisés levantó en alto la serpiente, así tiene que ser levantado el Hombre, 15para que todo el que lo haga objeto de su adhesión tenga vida definitiva.  16Porque así de­mostró Dios su amor al mundo, llegando a dar a su Hijo único, para que todo el que le presta su adhesión tenga vida definitiva y ninguno perezca. 17Porque no envió Dios el Hijo al mundo para que dé sentencia contra el mundo, sino para que el mundo por él se salve. 18E1 que le presta adhesión no está sujeto a sentencia: el que se niega a pres­társela ya tiene la sentencia, por su negativa a prestarle ad­hesión en su calidad de Hijo único de Dios.
19Ahora bien, ésta es la sentencia: que la luz ha venido al mundo y los hombres han preferido las tinieblas a la luz, porque su modo de obrar era perverso. 20Todo el que obra con bajeza, odia la luz y no se acerca a la luz, para que no se le eche en cara su modo de obrar. 21En cambio, el que la lealtad se acerca a la luz, y así se mani­fiesta su modo de obrar, realizado en unión con Dios.

Palabra del Señor

Introducción
El evangelio de este cuarto domingo de cuaresma se encuentra en el libro de los signos o señales de Juan. En el capitulo 3 Nicodemo va a visitar a Jesús secretamente. Es el hecho histórico, luego vienen las palabras del evangelista puestas en boca de Jesús. El mensaje de Juan es claro para la comunidad, nacer de nuevo. Para entrar en la dinámica del reino de Dios es preciso morir a todo aquello que no es el reino de Dios y nacer de lo alto, Nicodemo no entiende, él representa a los fariseos y las autoridades judías que sentían alguna simpatía por Jesús pero no llegaron a comprender su mensaje.

El texto
Tiene que ser levantado el Hombre
El evangelista hace una referencia al libro de los números en el capitulo 21,9. La serpiente es venenosa pero en este contexto también representa vida. Los Israelitas se quejaban porque Moisés les había traído al desierto, Dios envió las serpientes como castigo por sus reproches, las serpientes les mordían y muchos morían, pero Dios mando a Moisés a poner una serpiente de bronce en un madero y todo el que la viera quedaría curado del veneno de la serpiente. Este texto es referencia a la salvación que Jesús nos ofrece desde el madero (en la teología de Juan), es la glorificación del hijo del Hombre, por sus llagas hemos sido sanados (Isaías 53)


El que lo haga objeto de su adhesión tenga vida definitiva
En las traducciones comunes se dice el que crea. Creer es un don de Dios. Debemos creer en Jesús pero creer en él no es sólo una confesión de labios, debemos adherirnos a su mensaje. Es muy fácil decir “creo”, pero “no todo el que diga Señor, Señor entrará en el reino de los cielos” (Mt 7, 21ss). El seguimiento de Jesús requiere conversión, no podemos ser los mismos después de escuchar su mensaje. Hay que seguirle y tratar que toda nuestra vida y todo lo que hagamos se asimile a Jesús. Eso es lo que no entendía Nicodemo, aunque le llama maestro “Rabbí” estaba muy lejos de entender todo el mensaje de Jesús. ¿Cuántas veces llamamos a Jesús Señor pero nuestra vida no refleja lo que él predicó y lo que él hizo vida?

Porque así de­mostró Dios su amor al mundo, llegando a dar a su Hijo
Dios nos ha creado por amor, pero la humanidad se ha apartado de Dios. Su mayor muestra de amor definitivo fue hacerse uno de nosotros en Jesús para mostrarnos el camino hacia el Padre. Dios nos demostró su amor dándose en Jesús por completo. Hay que aclarar que Dios no manda a su hijo a Morir en la cruz, si así lo hubiese hecho no sería nada diferente de los otros dioses. Pero nuestro Dios no es un sanguinario y no reclama víctimas. La humanidad no pudo aceptar su amor y su propia entrega y por ello lo asesinó. En el relato de la pasión en el evangelio de Juan, es Jesús mismo quien se entrega, no le quitan la vida, la ofrece. Pero eso no quita el pecado de la muerte en cruz. Jesús desenmascara la cultura de la muerte y por el misterio pascual nos trae salvación con el cual declara el fin del derramamiento de sangre, ya él se ha entregado, no debe haber más victimas.

Todo el que le presta su adhesión tenga vida definitiva y ninguno perezca
No hay más sacrificios, Dios no quiere derramamientos de sangre. El reino de Dios esta abierto para todos, sólo hay que adherirse, hay que hacerlo vida. Aceptarlo y seguir a Jesús, eso garantiza vida plena para la humanidad. No es solo una promesa del futuro sino una realidad del presente, que su reino esta entre nosotros. Donde hay vida, donde hay amor, ahí esta Dios, ahí reina Dios. Quienes se adhieren a este mensaje serán libres y libres buscaran la libertad de otros, pues Dios así lo quiere, que el ser humano tenga vida y la tenga en abundancia (Jn 10,10)

Para que el mundo por él se salve
En Juan, hay un avance en la comprensión de la salvación, está es universal, no sólo para Israel sino para toda la humanidad. No hay un pueblo elegido, todos estamos invitados a la mesa de Señor, todos estamos invitados a su banquete, hay espacio para todos. No hay exclusivismos, la mesa es amplia y hay suficiente pan para todos.

El que se niega a pres­társela ya tiene la sentencia
También es importante que nos quede claro de una vez, que Dios es vida y salvación no condenación. Los cristianos estamos a veces más preocupados por el infierno que por la salvación y se busca a Dios por temor no por plena fe y adhesión a su hijo. Quienes utilizan el mensaje de condenación para ganar adeptos quedan aquí desenmascarados, nuestro Dios proclama vida y liberación en Jesús, no esta en su pensamiento la condenación. De nuevo sólo es necesario que lo veamos y no demos la espalda a la vida y al amor de Dios, si no lo aceptamos y no nos adherimos simplemente estamos rechazando la vida y el amor.

¿Y que es el infierno? No un lugar sino una condición. Es negarse a Dios, es vivir egoístamente sin importar el hermano que sufre y pide solidaridad. En la mesa del Señor hay espacio para todos y pan para cada cual, si alguien se niega a entrar en comunión con la comunidad reunida entorno al pan esta negándose así mismo, esta negando a la humanidad, esta negando a Dios y por ello no encuentra lugar donde se viven los valores del reino. No hay lugar para aquellos que acumulan dinero y no les importa el hermano. Los que se abren a la llegada del reino y aceptan vivir en comunión y parten el pan juntos viven el reino, quienes no y rehúsan sentarse a la mesa con los pobres ya están condenados pues no hay otra realidad, sólo hay vida, sólo existe el amor, quienes no aceptan la vida vivirán su propio infierno: negarse a si mismos y negación del Amor.

La luz ha venido al mundo y los hombres han preferido las tinieblas a la luz
Jesús es la luz, él ha venido para traer vida, la vida y el amor del Padre, pero los que se niegan prefiriendo las tinieblas son los mismos que lo condenan.

Reflexión
Dios es Amor, ese es uno de los temas centrales de Juan evangelista. Dios ha amado tanto a la humanidad que se ha entregado plena y totalmente en Jesús. Jesús es la presencia viva de Dios. El hijo del hombre que nos ha mostrado el rostro humano de Dios nos invita con su vida a recibir el amor del Padre gratuitamente. Él ha enviado a su hijo para hacer el trabajo del Padre, él hijo se comporta como el padre, mostrando amor para toda la humanidad. El hijo vino al mundo como pobre y nos enseñó desde los pobres, desde lo más vulnerable, desde lo más despreciable ante los ojos del mundo el camino hacia el Padre. Asumió nuestra condición humana y desde la humanidad nos redime. Con ello nos indica que la salvación del ser humano es posible primero, porque Dios Ama y se entrega el mismo totalmente incluso en el madero, y segundo, se redime al ser humano desde lo humano. Es el Dios que se abaja (Kenosis) y desde el abajamiento nos salva, nos libera. Este Dios va en contra de toda lógica humana, no nos salva desde su posición de Dios, sino desde su condición humana. Es el Dios más humano y entre más humano más divino. Esto tiene grandes implicaciones en nuestra vida cristiana, si Dios mismo se glorifica en lo humano y lo débil ¿por qué nos empeñamos en aborrecer nuestra naturaleza humana? Debemos asumir nuestra condición humana y desde lo humano también acercarnos a Dios así como él nos lo enseñó “Entre más humano más divino” y “entre más divino más humano”

Su invitación es adherirse a su persona, a seguirle desde la propia vida. El cristiano y la Iglesia estamos invitados cada día por el evangelio a convertirnos y adherirse a Jesús y su mensaje de amor para toda la humanidad, un amor sin fronteras ni diferencias. Es una invitación que en el evangelio de hoy queda evidenciada cuando confronta a los judíos que prefirieron las tinieblas que la oscuridad. ¿Qué preferimos nosotros hoy? ¿Y que significa para nosotros hoy como cristianos vivir bajo la luz de Jesús? ¿Qué significa para la Iglesia toda adherirse al mensaje Jesús? ¿Qué significa para la comunidad vivir el evangelio y adherirse a su palabra en la realidad actual?

Amílcar Valencia     

8 de marzo de 2012

3° Domingo de Cuaresma, Juan 2, 13-25


Proclamación de la buena nueva según San Juan

13Estaba cerca la Pascua de los Judíos y Jesús subió a Jerusalén.
14Encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas instalados. 15Haciendo­ como un azote de cuerdas, a todos los echó del templo, lo mismo a las ovejas que a los bueyes; a los cambistas les desparramó las monedas y les volcó las mesas 16y a los que vendían palomas les dijo:-Quitad eso de ahí: no convirtáis la casa de mi Padre en una casa de negocios.
17Se acordaron sus discípulos de que estaba escrito: "La pasión por tu casa me consumirá". 18Respondieron entonces los dirigentes judíos, dicién­dole: -¿Qué señal nos presentas para hacer estas cosas?
19Les replicó Jesús: -Suprimid este santuario y en tres días lo levantaré. 20Repusieron los dirigentes: -Cuarenta y seis años ha costado construir este san­tuario, y ¿tú vas a levantarlo en tres días?
21Pero él se refería al santuario de su cuerpo. 22Así, cuando se levantó de la muerte se acordaron sus discípulos de que había dicho esto y dieron fe a aquel pa­saje y al dicho que había pronunciado Jesús. 23Mientras estaba en Jerusalén, durante las fiestas de Pascua, muchos prestaron adhesión a su figura al presen­ciar las señales que realizaba. 24Pero Jesús no se confiaba a ellos, por conocerlos a todos; 25no necesitaba que nadie lo informase sobre el hombre, pues él conocía lo que el hombre llevaba dentro.

Palabra del Señor
Introducción
Nos encontramos celebrando el tercer domingo de cuaresma. De una forma progresía las lecturas nos presenta la historia de salvación del pueblo de Israel y el evangelio ilumina la experiencia cuaresmal animándonos en este caminar hacia la pascua del Señor. En esta ocasión reflexionamos la lectura del evangelio de Juan en el capitulo dos. El relato de la purificación del templo (o sustitución del templo). En el relato de Juan, Jesús había subido a Jerusalén al menos tres veces para la fiesta de la pascua. Muy temprano en el capitulo dos nos describe esta primera visita al templo, hecho que los sinópticos ponen al final del ministerio de Jesús (cf. Mc 11,15-17; Mt 21,12-13; Lc 19,45-46).

Contexto
La comunidad Joánica escribe este pasaje cuando el templo de Jerusalén había sido destruido por la invasión romana en año 70 d.C. y el evangelio de Juan fue redactado a finales de los 90´s d.C. pero el hecho que este pasaje se encuentre en los cuatro evangelios es la confirmación que fue un hecho histórico. Es decir, que no es invento ni elaboración teológica de las primeras comunidades.

El templo de Jerusalén tiene suma importancia para los judíos. El templo era el lugar donde se ofrecían los sacrificios al señor, el lugar donde el pueblo se congregaba para celebrar la pascua judía. Era también el lugar de la predicación y purificación de los pecadores. En el templo tienen cede el sanedrín (consejo supremo judío con jurisdicción sobre casi todo los asuntos de tipo religioso y político). El templo era clave en el comercio e intercambio de moneda. En torno al templo giran las principales fiestas religiosas (la Pascua por ejemplo). El templo era motivación de peregrinaciones de los judíos en la diáspora (fuera de Jerusalén). En resumen, en torno al templo giraba la vida religiosa, política y cultural del pueblo Judío. Cuando el templo fue destruido y Jerusalén convertida en una provincia romana, los judíos se tuvieron que refugiarse en la ley y la sinagoga asumió muchas de las funciones que antes había desempeñado el templo.

Jesús como todo judío desarrolló su vida en torno al templo, pero rápido llegó a comprender que no sólo en el templo se puede adorar a Dios. Vio como los religiosos habían convertido el lugar santo en una cueva de bandidos. Pobres y ricos estaban obligados por la ley a asistir al templo durante la pascua. Debían ofrecer sacrificios y diezmos. Los sacerdotes y maestros de la ley se beneficiaban con las ofrendas. Obligaban al pueblo a comprar los animales para el sacrificio en el templo pues debían estar “puros”, debían ofrecer monedas “consagradas” que intercambiaban en el templo. La ley había exagerado el propósito de los sacrificios y olvidados por completo la celebración de la pascua. El sumo sacerdote y sus más cercanos colaboradores (que eran de clase alta) obtenían grandes ganancias en estas fiestas. Para la gente común y corriente el costo de la vida era cada día más alto, pero estaban obligados por ley a ofrecer sacrificios. Era más importante la ley que la vida del hombre. Jesús vio esta injusticia y se encolerizó.

El texto
Estaba cerca la Pascua de los Judíos y Jesús subió a Jerusalén
El texto hace una distinción, dice la pascua de los judíos (significando aquí, la pascua de las autoridades judías, no la pascua del Señor) La pascua era el paso del Señor (Ex 12), era la liberación. La expresión subió, indica la ubicación de la ciudad pero también una expresión usada por los peregrinos hacia la ciudad, viaje a Jerusalén=subir.

Encontró en el templo a los vendedores
Vio como habían convertido el templo en un mercado. Los bueyes, corderos y palomas se vendían ahí para el sacrificio. También ahí mismo se intercambiaban monedas. Parecía más un mercado callejero que un templo.

Haciendo­ como un azote de cuerdas, a todos los echó del templo
Si ponemos atención nos fijamos que Jesús permanece callado. No dice nada, se encoleriza y empieza a sacar a todos del templo. Es uno de los relatos del evangelio en los que vemos relucir las emociones de Jesús. Jesús se enoja, siente rabia al ver en qué han convertido el templo. Saca del templo con azotes a todos aquellos que han profanado la casa del Padre. Al echar todos afuera del templo con sus ovejas y sus bueyes, declara Jesús la invalidez del culto de los potentados, del que los sacrificios constituían el momento cumbre.

No convirtáis la casa de mi Padre en una casa de negocios
El templo no era sólo el lugar donde la gente se encuentra, es la casa del Padre, ahí el pueblo entra en contacto con Dios. Pero Jesús ve a su alrededor y no concibe cómo los judíos siguen llamando a ese mercado templo. No hay lugar para Dios en ese templo, Dios no esta donde se comercia y se manipula la conciencia del pueblo con promesas de perdón de acuerdo a los sacrificios. Jesús recrimina a los judíos su actuar. Estos sólo buscan los mayores ingresos, beneficiándose de esta forma del culto a Dios y manipulando la fe del pueblo. En la casa del Padre ya no puede haber comercio ni explotación, siendo casa-familia acoge a quien necesite amor, intimidad, confianza, afecto.

Suprimid este santuario y en tres días lo levantaré
Los religiosos confrontan a Jesús, piden un signo de su autoridad. Le recriminan que no esta autorizado por nadie para realizar tan escándalos acto. Jesús responde con un reto más grande, la destrucción del templo. La desaparición del templo significaba para las autoridades el fin del lucro por medio del culto. Este es un signo profético de Jesús, no puede haber verdadero culto a Dios sino hay justicia entre el pueblo. Los religiosos pretendían obtener ganancias a costa de la penitencia del pueblo, el templo había perdido su función. A Dios tampoco le gustaría estar en ese templo.

Pero él se refería al santuario de su cuerpo
Los discípulos se acuerdan de este episodio con su maestro. No habían entendido el significado. Pero históricamente sabemos que el templo fue destruido. Este versículo evoca la resurrección. Era también una anticipación a la pasión, muerte y resurrección. En cuaresma leemos a Juan como motivación en este largo y espinoso camino de conversión, oración y misericordia.

Reflexión
Un santo fue al Vaticano y les reclamó  a los obispos y al papa que no buscaran a Dios en el templo porque no estaba ahí, que Dios estaba afuera, con los pobres (San Francisco de Asís). Otro fue a roma para conocer la plaza de san Pedro y regreso al convento aterrorizado por lo que allí había visto. Se vendían indulgencias, se compraban puestos en el cielo, se vendían talismanes bendecidos por “su santidad”…el vio como los religiosos habían convertido la casa de Dios en un mercado (Martín Lutero)

Se imaginan que sería de las grandes catedrales de nuestros días si Jesús viniera y empezara a sacar  a todos los sacerdotes y religiosos del templo. ¿No hemos convertido también nosotros el templo en una casa de comercio? ¿No es el Vaticano el lugar donde fueron a parar y aun se encuentran los tesoros que los españoles robaron a los indígenas de América? ¿No hemos convertido también la casa de Dios en un templo de ladrones?

Jesús declara que no es necesario más el templo para adorar a Dios. Él mismo es el templo. Si creyéramos en eso dejaríamos de ir a buscar a Dios en el templo y lo encontraríamos en el hermano que también es templo de Dios. Si creyéramos esto trataríamos a todos los seres humanos y los seres vivos con cariño, respeto y amor.

“¿A qué nos invita este pasaje? A unirnos íntimamente a Jesús en esta cuaresma, dejando de lado todo lo que no sea de él. A vivir felices, en medio de nuestras penas, llenos de esperanza. El día de Pascua está cerca. Y la pascua diaria de Jesús nos acompaña siempre. ¡Dichosos nosotros, que tenemos a este Jesús Resucitado, tan grande y tan cercano!”[1]

Aplicación
El evangelio es profético, nos anuncia la suerte de profeta por su compromiso por el reino. Él enfrenta a los poderes religiosos y políticos que oprimen al pueblo, estorba y recrimina el pecado e injusticia en contra de los más pobres. Los judíos (maestros de la ley y sacerdotes) se lucran de la fe y de los sacrificios. Jesús denuncia su actuar y les acusa de convertir la casa del Padre en una cueva de bandidos. Por esta razón, el relato de los sinópticos, será martirizado.

Así como Jesús han sido muchos quienes han sido fieles al evangelio y por su compromiso en la defensa de los pobres también corrieron el peligro de ser cristianos. Hoy recordamos la memoria del padre Rutilio Grande, un sacerdote Jesuita que acompañó al pueblo pobre en los momentos en que la guerra tocaba las puertas de El Salvador. Murió clavado con balas el 12 de marzo de 1977. El padre Grande predicaba el amor de Dios para los pobres, era catequista y amigo de los desposeídos y pisoteados por el sistema. Creía en la liberación y organizó a pueblo para que juntos buscaran el reino de Dios entre nosotros.  Pero los poderes políticos y militares de El Salvador vieron en el un peligro y lo asesinaron. Tres años más tarde el 24 de marzo de 1980, el Arzobispo Romero (amigo de Rutilio Grande) también fue asesinado en el momento de la consagración, fue el inicio de la guerra en El Salvador donde más 75, 000 murieron o desaparecieron.

Romero y Rutilio fueron al encuentro de la Iglesia, no se quedaron encerrados en los conventos y rechazaron todo tipo de lujos por estar con los pobres, defenderlos, amarlos y moverlos hacia la liberación. La Iglesia se hizo en el pueblo y el pueblo era la Iglesia, Dios no estaba encerrado. Ellos vieron a Dios entre los más necesitados y desde ellos sintieron que Dios les llamaba a alzar la voz en contra de las injusticias del gobierno y las fuerzas armadas. Mostraron que Dios se complace en los humildes y con ellos se queda no en los templos.

Estos hombres y mujeres que murieron también por denunciar el poder que oprime nos enseñan que Dios esta con los que sufren y no se complace por el pecado y las injusticias de los poderosos. El evangelio también nos recuerda que pueden destruir su templo pero Dios lo reconstruirá. Ello también nos enseñan en esta cuaresma, que a pesar de la muerte hay resurrección, que no pueden callar la voz de Dios que clama justicia en el mundo. Los mártires, Rutilio y Romero nos motivan en este camino de conversión durante la cuaresma y nos muestran con Jesús el lumbral de la pascua de los pobres.

Plegaria[2]
¿Qué te pasa, Jesús?
¿Qué haces con un látigo en la mano?
¿Qué cólera te está invadiendo?

La casa de mi Padre
no es un mercado.

Y vuelan las monedas, las palomas y las mesas.

El celo de tu casa me devora.

Y sigue restallando por los aires
el látigo divino.

Ira santa, colérica, profética.
Pasión por el honor de Dios pisoteado.
Furor del hijo amado que nos grita:
Tomad en serio a Dios.
Tomad en serio su presencia
en los templos y fuera de los templos,
en la calle, en las piedras vivas,
sobre todo en las piedras de su templo,
piedras de carne y sangre
de mujeres y de hombres renacidos,
piedras de Cristo vivo.
Tomad en serio a Dios.

Y el látigo profético restalla
de nuevo por los aires,
envuelto en la misericordia.
Amílcar Valencia


[1] Patxi Loidi, Evangelio Vivo 87
[2] Ibíd.