Proclamación de la Buena Nueva según San Marcos
21ªY fueron a Cafarnaún.
21bEl
sábado entró en la sinagoga e inmediatamente se puso a enseñar. 22Estaban
impresionados de su enseñanza, pues les enseñaba como quien tiene autoridad, no
como los letrados.
23Estaba
en aquella sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo e inmediatamente
empezó a gritar:
24-¿Qué
tienes tú contra nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién
eres tú, el Consagrado por Dios.
25-Jesús
le conminó:
-¿Cállate
la boca y sal de él!
26El
espíritu inmundo, retorciéndolo y dando un alarido, salió de él. 27Se
quedaron todos ellos tan desconcertados que se preguntaba unos a otros:
-¿Qué
significa esto? ¡Un nuevo modo de enseñar, con autoridad: incluso da órdenes a
los espíritus inmundos y le obedecen!
28Su
fama se extendió inmediatamente por todas partes, llegando a todo el territorio
circundante de Galilea.
Palabra del Señor
Introducción
En
este cuarto domingo del Tiempo de Ordinario
seguimos reflexionando el evangelio de Marcos. El texto que hemos leído
representa el inicio del ministerio de Jesús, luego de haber elegido a sus
discípulos y proclamar la llegada del reino, Jesús se pone camino de Galilea a Cafarnaún, una ciudad importante
aunque no tan grande como Jerusalén. El relato nos presenta a Jesús entrando en
la sinagoga de Cafarnaún y enseñando. Estando ahí se presenta una hombre “que
tenía un espíritu inmundo”, en el contexto de Marcos este sería el primer
milagro de Jesús.
Jesús expulsa espíritus contrarios a
Dios
Debemos
entender que la cultura y gente del tiempo de Jesús vivía bajo estas creencias
en espíritus que andan por el mundo buscando cuerpos que poseer. Las
enfermedades de las que no se sabía su origen se atribuían a espíritus
inmundos. El evangelista nos ha dicho que Jesús tiene el espíritu de Dios y
aquí se presenta uno con un espíritu contrario al de Dios, es decir que no guía
a la persona para hacer el bien sino lo contrario. Este es el mensaje del
evangelista: Jesús proclama el reino de Dios porque el espíritu de Dios de está
con el, pero también tendrá que luchar contra otros espíritus contrarios a
Dios, esos espíritus que se oponen al reinado de Dios.
El
sábado entró en la sinagoga e inmediatamente se puso a enseñar
Marcos
nos resalta la importancia de que era un día sábado. El sábado es el lugar
consagrado para el culto a Dios (Ex 20, 8-11). El sábado era el día en que los
judíos descansaban de las labores cotidianas y se dedicaban a la oración, al
rezo de los salmos y las escrituras. La sinagoga era el espacio donde el culto
tenía lugar, los judíos piadosos se aglomeraban para la meditación, las mujeres
se quedaban de pie lejos del altar y los hombres al centro. Los maestros de la
ley y sacerdotes eran los que dirigían las lecturas y sermones. Pues bien,
Marcos nos dice que Jesús entró a la sinagoga y se puso a enseñar, una
actividad que no estaba concedida a un laico como Jesús.
Estaban
impresionados de su enseñanza, pues les enseñaba como quien tiene autoridad, no
como los letrados.
Este
versículo tendrá aun más relevancia después de lo que viene a continuación, la
expulsión del espíritu inmundo. Pero quiere darnos a decir que probablemente
los letrados tenían un discurso muy conservador, poco atrayente a la gente,
repetitivo y nada innovador (como el cura de mi pueblo). Una predicación
adormecedora y fuera de la realidad (como sucede en muchas de nuestras
parroquias hoy en día). Pero Jesús hablaba con autoridad, no con la autoridad
de los letrados. No era una sabiduría intelectual, su mensaje llegaba al
corazón de la gente, hablaba del amor de Dios para todos. La gente que lo
escuchaba quedaban fascinados con su predicación porque hablaba con la verdad,
hablaba con autoridad, autoridad que viene de Dios. Conectaba con la realidad
de la gente, los pobres, los que sufren, las mujeres oprimidas por el machismo
y la religión, los enfermos que no pueden entrar al templo, a todos ellos daba
esperanza y les decía que Dios les ama. El mismo pueblo desautoriza la
autoridad de los letrados y reconoce la autoridad de Jesús, porque habla de
parte de Dios, dice lo que Dios quiere decir al ser humano.
Estaba
en aquella sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo
En
el tiempo de Jesús existían toda clase de enfermedades pero no habían muchos
conocimientos médicos, por ello muchas de ellas se atribuían a espíritus
inmundos. Las enfermedades, como la que padecía este pobre hombre, no eran la
excepción. Hoy en día simplemente podríamos decir que se trataba de una
enfermedad psíquica, pero en la época se conocían como posesiones demoniacas.
Pues bien, este hombre padecía este transtorno mental. Por su condición no e le
era permitido entrar al templo y probablemente la gente del pueblo lo tomaba
como loco que en algunos casos podría ser peligroso o podría ser simplemente
una persona que molesta mucho y de la cual nadie quiere estar cerca. Imagínense
este pobre hombre gritando disparates en el templo. ¿Qué habrían dicho los
religiosos conservadores? Probablemente el sermón del maestro de la ley se
enfoco en ese pobre hombre. Según los maestros de la ley este hombre había
pecado y por ello el espíritu lo había poseído. Seguramente se escandalizó que
este hombre estuviera en el templo y mando que lo sacaran.
Empezó
a gritar: ¿Qué tienes tú contra nosotros, Jesús Nazareno?
La
religión legalista del cumplimiento no permitía que todos accesaran a Dios. En
lugar de acercar a los hombres y mujeres a Dios ponían difíciles cargas que los
pobres y todos los de la clase baja no podían soportar. Jesús entró al templo y
habló con autoridad. Ese espíritu le reconoce, ese espíritu alojado en la
sinagoga y apaciguado por los religiosos, reconoce cuando alguien habla con la
verdad y se resiste. Parece extraño que
mientras los escribas y maestros de la ley predicaban el espíritu inmundo no
decía nada, pero cuando Jesús predica ese tal espíritu se exalta porque
reconoce la autoridad de Jesús.
¿Has venido a destruirnos?
Jesús
de Nazaret es sobre quien reposa el espíritu de Dios y viene a expulsar todo
espíritu contrario a Dios. En el relato teológico de Marcos el espíritu inmundo
no estaba alojado en el cuerpo de aquel hombre sino en la religión, es decir la
misma religión aloja un espíritu contrario a Dios y saca su peor cara cuando le
confrontan con la verdad. Jesús, que habla con autoridad, representa ahora una
amenaza para la religión que estaba fundada a base de temor e imposición.
Nótese como el espíritu inmundo habla de si mismo en plural “¿Has venido a
destruirnos?”, más adelante en el evangelio Marcos dirá que no es un espíritu
sino una legión (en Marcos 5, 1). La pregunta también es tentadora para Jesús.
En otras palabras los que ostentaban el poder religioso y político se
preguntaban ¿Será este uno que podemos comprar? ¿Se pondrá de nuestro lado si
lo seducimos? Ellos ven el sistema en peligro, por ello investigan. Querían
saber de qué lado estaba Jesús y si era manipulable. Pero la respuesta de Jesús
será contundente: “Cállate y sal de él” es decir que a Jesús no lo pueden
comprar, no se vende, viene a hacer el trabajo de Dios y será fiel hasta la
muerte.
Sé
quién eres tú, el Consagrado por Dios.
Ese
espíritu inmundo reconoce a Jesús como “el
consagrado de Dios”, es decir el Mesías. Es la primera vez que alguien
reconoce a Jesús como el Mesías, pero curiosamente no son sus discípulos sino
un espíritu inmundo. A tal declaración Jesús lo manda a callar. Con esto Marcos
también nos pone en la perspectiva de lo que será un tema importante durante
todo el evangelio. Sus seguidores no lo reconocen como Mesías e Hijo de Dios
sino hasta la resurrección, pero también Jesús evita ser proclamado Mesías e
hijo de Dios mandando al espíritu inmundo a
callar. Jesús no quiere reconocimientos, no quiere ser el centro de
atención. Está también será una tentación que le acompaña en todo su ministerio,
la gente lo quiere proclamar rey pero él huye de todo reconocimiento, se aleja
de la gente y repiensa su misión. Eso lo veremos con más detalle en los
siguientes capítulos de Marcos.
¿Cállate
la boca y sal de él! El espíritu inmundo, retorciéndolo y dando un alarido,
salió de él[1].
Aquí
se demuestra de nuevo el poder de la palabra de Jesús, le increpa y el espíritu
sale del hombre. Es decir libera a la religión de los espíritus contrarios a
Dios, todo aquello que erróneamente la religión ha sustentado es sacado, queda
liberada de todo lo que no equivale a la voluntad de Dios. Para la persona de la que nos relata el
evangelio esto representa liberación. Jesús volviendo a la situación del pobre
hombre con ternura, siente misericordia de aquel hombre olvidado y tomado como
loco por todos. Habla con el, le escucha. Quizá era un hombre que solo quería
tener acceso al templo y poder como los demás ir a la sinagoga y orar. Aquí
también se reconoce que la situación de aquel pobre hombre no era culpable de tal
situación, no era él quien había pecado, era la situación colectiva de la
sociedad que lo empujaba a la locura. Jesús restituye su dignidad de Hijo de
Dios y le da la posibilidad de continuar su vida normal. Le hace valer. ¿No es
eso genial? ¿No es eso lo que Dios quiere para todos los hombres y mujeres de
nuestro tiempo?
¿Qué
significa esto? ¡Un nuevo modo de enseñar, con autoridad
Aquí
se resalta de nuevo lo que había dicho al principio de este pasaje, la gente
quedaba admirada porque hablaba con autoridad. Su fama se extiende por toda la
región. Su proyecto, aunque no muy claro para sus seguidores, estará desde éste
momento en la mira del pueblo y las instituciones que le temen a este nazareno.
Reflexión
Seguramente
muchos hemos asistido a conferencias, ponencias de escritores y personas muy
preparadas y hemos quedado asombrados por sus palabras. Quizá una ponencia
motivacional, de marketing o religiosa. Me ha pasado varias veces y me quedo
emocionado con las palabras e ideas que he escuchado. Más o menos así le pasó a
la gente que escuchaba a hablar a Jesús. Como ya hemos dicho Jesús era una
persona de la palabra, fácil de comunicarse con cualquier tipo de persona. El
evangelio nos ha dicho que la gente se quedaba maravillada pero no sólo por lo
que decía sino porque su vida reflejaba lo que su boca predicaba. Su vida y sus
hechos hablaban por si solos. Hoy día, también hay muchos que hablan sobre Dios
y lo hacen vida con sus hechos, pero son voces que la religión no quiere
escuchar.
También
en la religión de hoy existen algunos, como los letrados del tiempo de Jesús,
que no desafían nunca el sistema, su predicación es la misma y nunca hablan de
lo que en realidad esta necesitando el pueblo. Su mensaje se encamina en los
pecados del individuo y olvidan el mensaje de Amor de Dios para todos. Cada vez
más escuchamos predicaciones que usan el miedo como recurso de sumisión y
opresión; predicaciones que hablan del infierno y del juicio final, etc.
Rotundamente negamos tal mensaje. Dios no quiere que nos acerquemos a él por
miedo, eso es contrario a su ser. Dios es Amor no condenación. La religión que
usa un mensaje de condenación como recurso de mercadeo no es muy diferente de
la religión que Jesús criticó. La Iglesia que usa este mensaje debe estudiar
nuevamente su teología pues no es lo que nos dicen los evangelios. Los
evangelios hablan del reino de Dios entre nosotros, no de purgatorios e
infiernos. El reino de Dios debe ser la predicación de la Iglesia no el
legalismos que enferman a los cristiano y cristianas llevándolo hasta el punto
de la culpabilidad y obsesión por la purificación ¿No es acaso esto
precisamente lo que atacó Jesús de los fariseos? Entonces ¿Por qué seguimos
escuchando tales mensajes domingo a domingo en nuestras Iglesias?
Jesús vino a liberarnos
Jesús
entro en el templo y sintió compasión de aquel hombre, de aquel pueblo. Lo
libera y desenmascara el pecado de la religión. Él no podía concebir cómo la
misma religión era la causante de discriminación, desprecio, condenación y
marginación. Se para frente a todos y en las narices de los maestros de la ley
libera a aquel pobre hombre del mal que no le deja vivir como ser humano. Jesús
le devuelve su dignidad. Este es su misión y su mensaje es el reino de Dios
pues ha venido a traer vida, a liberar al pueblo de todos esos males, vengan de
donde vengan (de la religión, del poder político y económico). Hoy día también
hay muchos demonios en nuestra sociedad que se tienen que expulsar, empezando por
nuestra misma Iglesia y continuando por el poder económico-político que genera
pobreza, exclusión, hambre, dolor, racismo…..todo aquello que lleva a los
pobres hasta la locura. Jesús vino a
restituir la dignidad del ser humano y eso es lo que esta en juego hoy en
día.
Un mensaje para nuestra Iglesia
Esto
debe ser el mensaje de la Iglesia: proclamar el mensaje de Jesús, que es el del
amor de Dios a toda la humanidad. Ser signo vivo de ese amor de Dios. No
manipular el mensaje de Jesús, ser servidores de la verdad y liberar al pueblo
de esclavitudes y miedos. El Dios de los cristianos no es un Dios del temor
sino del amor, que ama a todos por igual. Que nuestro Dios liberador y donde
haya injusticias los cristianos y la Iglesia no deben callar. La Iglesia debe
renovarse eliminando los residuos que la ligaban al poder político que obedecía
al señor capital antes que a Dios. Hoy más que nunca debe optar por la vida y
proclamar el reino de Dios, con hechos y
dejar el discurso adormecedor de conciencias. La Iglesia debe condenar el mal
en todas las esferas y perder el temor a la perdida de poder y credibilidad, no
debe buscar reconocimiento sino la vida del que sufre. Dejar su discurso que
condena al pobre y amenaza con el fuego del infierno pero que hace oído sordo
ante el gran pecado social en el mundo. La Iglesia toda, esta llamada a se sal
y luz en el mundo proclamar el reino de Dios no el reino de la jerarquía.
¿Qué tipo de
espíritus inmundos hay en la religión que se deben sacar? ¿Qué tipo de espíritus
inmundo deben ser sacados de nuestra sociedad? ¿Qué esclavitudes vive la
comunidad en la que yo vivo?
Amílcar Valencia
[1]
La locura de aquel
hombre representa en el evangelio de Marcos a todo el pueblo orillado por la
religión que les lleva hasta la situaciones limites de perdida de la conciencia.
Pero Jesús libera de las cadenas de la religión que oprime. Este también es un
mensaje para nuestra Iglesia de hoy en día, a liberar al ser humano en vez de
oprimir e infundir miedo.